Teólogo Ruben Gri |
Punto
Final
El
teólogo Rubén Dri, autor de El movimiento antimperial de Jesús y otros
libros(1), nació en la provincia de Entre Ríos, Argentina, en 1929. Sus padres
eran campesinos pobres, católicos y peronistas. Rubén se ordenó sacerdote
salesiano siguiendo los deseos de su madre. Estudió teología en Turín, Italia.
Hizo estudios de filosofía y ciencias sociales en Francia y México. En los años
60 comenzó a militar en las Fuerzas Armadas Peronistas y participó en la
fundación del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. En 1974 colgó los
hábitos y pasa a la clandestinidad, luego de escapar en la norteña provincia
del Chaco a un cerco que el ejército tendió a la guerrilla de las FAP: trabajó
dos años en un frigorífico y tuvo que exiliarse en México después del golpe
militar de 1976. Regresó a su país en 1984 y es profesor universitario e
investigador. Estuvo recientemente en Venezuela donde fue entrevistado por el
semanario Debate Socialista, publicación hermana de Punto Final.
"El
Movimiento Sacerdotes para el Tercer Mundo -explica Rubén Dri- se caracterizó
por su intento de recuperar las raíces liberadoras del cristianismo. Teníamos
una inserción social y política muy fuerte. Esto nos llevó a identificarnos con
los sectores populares cometiendo lo que podría denominarse ‘una traición de
clase’. Traición a una estructura que perteneció siempre a la clase dominante.
Nos habíamos pasado al bando de los dominados, de los pobres, de la clase
obrera. Esto nos llevó a muchos enfrentamientos, tanto con los poderes
políticos como militares, también con las estructuras eclesiásticas, porque
todos estaban mancomunados".
¿Leían
literatura marxista y revolucionaria?
En
el proceso de identificación con las luchas populares, es natural que uno
recurra a Marx. En la medida que fuimos asumiendo compromisos políticos
descubrimos a quienes podían alimentarnos en esa ruta. Necesariamente llegamos
a Marx. Una puerta a Marx fue Hegel, es decir, la dialéctica. Es en el mundo de
la dialéctica que comencé a entender a Marx. Pero la confluencia de
cristianismo y marxismo, cuando se dan compromisos revolucionarios, es una
confluencia natural. Los que temen un conflicto insondable entre marxismo y
cristianismo son siempre dogmáticos, ya sea de derecha o de Izquierda.
LA
RELIGION: ¿OPIO DEL PUEBLO?
¿De
dónde proviene la afirmación de que marxismo y cristianismo son antagónicos?
Para
la derecha y para la Iglesia, lo son. Pero el socialismo no empieza con Marx,
tiene una historia de siglos y en el cristianismo hay raíces socialistas. De
hecho, encontramos proyectos de sociedades socialistas 1.200 años antes de
Cristo. Lo que conocemos con el nombre de Doce Tribus, era un proyecto de
sociedad antimonárquica, los bienes se compartían, era una sociedad que podemos
denominar socialista. El origen del pueblo hebreo está en los pactos
intertribales y en un pacto central. Uno de los grupos es el que escapa de
Egipto, el de Moisés; después hay otros grupos, que se habían sublevado contra
las monarquías reinantes. Todos habían sido oprimidos. Del grupo que viene de
Egipto surge la propuesta de un pacto central para construir un nuevo tipo de sociedad.
En ese nuevo tipo de sociedad se reflexiona que no puede ser monárquica, porque
si Dios los había liberado de la monarquía, no podía querer otra sociedad
monárquica sino una liberada. Entonces surge el pacto central, pactan todos los
grupos que se constituyen ahora como tribus, entre sí y con Dios.
En
ese pacto no se reconocen tributos, no se reconoce el ejército ni la monarquía,
tampoco las deudas; es un tipo de sociedad socialista. Ese es el modelo de
sociedad liberada que tenían en mente los profetas y es el modelo de sociedad
que tiene en cuenta Jesús, por eso enfrenta a los sacerdotes, los escribas y al
Imperio Romano. Dios está en el pueblo, Dios quiere la liberación.
De
manera que cuando uno recupera desde el cristianismo estas raíces, naturalmente
se encuentra con el marxismo. Pero no con un marxismo burocratizado, o
dogmático, sino con un marxismo que enseña a hacer los análisis de clase, y por
lo tanto, a saber desde dónde estamos actuando.
¿Y
la frase de Marx de que la religión es el opio del pueblo?
Esa
frase no hay que descontextualizarla: pertenece al trabajo de Marx Introducción
a la crítica de la filosofía del derecho. Se publicó en los Anales
Francoalemanes, que por lo demás fue el único número de ese periódico. Es un
trabajo brillante. En lo literario, es uno de los trabajos más brillantes de
Marx, tiene metáforas realmente impactantes. Marx considera en ese escrito que
la religión es el mundo al revés, porque pone la realidad material como
producto de Dios y de la religión; entonces sostiene que esa concepción es el
opio del pueblo. En ese sentido tiene razón. No obstante, en el mismo trabajo
Marx señala que la religión pone de manifiesto la opresión, porque es clamor
del oprimido.
Ahora
bien, a Marx hay que interpretarlo por su trabajo filosófico de fondo, como la
epistemología de Las tesis sobre Feuerbach por ejemplo, o La ideología alemana,
o Los Grundrisse que contienen los fundamentos de El Capital. En esos trabajos
de ninguna manera se expresa que la religión sea el opio del pueblo, o ese no
es un tema central de Marx. En todo caso es en el fetichismo cuando interpreta
que la religión es el opio del pueblo. Está indicando que el fetichismo
religioso es el opio del pueblo. En los análisis que hacemos los cristianos
comprometidos con las luchas del pueblo y que trabajamos con el marxismo,
entendemos que este fetichismo que Marx analiza y denuncia, es el que también
denunciaron los profetas cuando denunciaron a los que se arrodillaban para
adorar una estatua. Ellos dicen lo mismo que Marx analiza en el fetichismo de
las mercancías. Entonces, en la medida en que muera el dios-fetiche, se
recuperará realmente el dios-vida, que es la vida del ser humano, que no
termina en la materialidad, sino que trasciende.
El
sentido de trascendencia es fundamental en el marxismo y en el ser humano. No
queremos el socialismo simplemente para que la gente pueda comer y hartarse.
Queremos un socialismo para que el ser humano se realice en todas las facetas de
su vida, para que sea libre.
MATERIALISTA
O IDEALISTA
También
se dice que la religión es puramente idealista y que hay que basarse en el
materialismo para enfrentar los problemas científicamente. ¿Qué opina?
La
religión es una expresión cultural. De hecho es una creación, pero forma parte
de las identidades populares. En este sentido la experiencia cubana debe servir
mucho; yo creo que los cubanos están de vuelta en cuanto a esto. Aquello de que
para ser revolucionario hay que ser ateo, ha terminado y si no ha terminado,
tiene que terminar. De lo que se trata es de dar instrumentos (y esto sí para
mí es una preocupación central) a los cristianos para que su religión no sea un
obstáculo para la lucha revolucionaria. Esa debe ser la tarea principal. No se
logra tratando que los creyentes se vuelvan ateos, sino haciendo que sus
creencias sean un momento fundamental de su realización como sujeto, lo cual no
es asunto individual, tiene que ser la realización de la sociedad.
En
Latinoamérica proliferan las sectas religiosas norteamericanas. ¿Qué opinión
tiene usted?
El
imperio no ignora el poder de penetración de lo religioso. Hay que recordar que
se afirmaba que el enemigo fundamental de EE.UU. en Latinoamérica era la
Teología de la Liberación. Sabían que si el cristianismo latinoamericano tomaba
conciencia de sus raíces liberadoras, la revolución sería incontenible.
No
hay que confundirse, no se trata de una lucha para que el militante sea ateo, o
creyente, sino que su ateísmo no lo encierre en el dogmatismo o que la creencia
religiosa lo encierre en otro dogmatismo.
¿Cuáles
son las corrientes que pugnan por el control de la Iglesia Católica?
La
Iglesia Católica se ha conformado como una institución de poder. Es una
construcción para la dominación y ha perdurado con distintas transformaciones.
En nuestro tiempo cercano se produce un paréntesis de 1959 a 1979, dos décadas
en las cuales hubo dos Papas que rompieron algo esta tradición: Juan XXIII y
Pablo VI. Se dieron cuenta que la Iglesia perdía terreno y tenía que cambiar;
producen una apertura que posibilitó la expresión y el crecimiento de
movimientos de liberación al interior de la Iglesia. Esto sólo duró dos
décadas, que a su vez fueron de grandes luchas en el Tercer Mundo. Cuando muere
Pablo VI eligen a Juan Pablo I, con el proyecto de cerrar ese periodo, pero
ocurrió que no era el Papa adecuado sino que amenazaba continuar la apertura.
El Papa Juan Pablo I pasa a la otra vida y eligen a Juan Pablo II, con quien
comienza una nueva etapa de predominio absoluto de la derecha en la Iglesia. En
esta lucha de clases y de proyectos, comienza a triunfar el proyecto de la dominación
junto con el triunfo del neoliberalismo. Una cosa no está separada de la otra,
la victoria del neoliberalismo está signada por Margaret Thatcher, Ronald
Reagan y Juan Pablo II.
En
1989 el Papa proclama en una encíclica a la economía de mercado como la
solución de los problemas del Tercer Mundo, es decir, legitima al neoliberalismo.
Esto sigue vigente.
JESUS
Y EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
¿Cómo
ve usted el escenario político de Venezuela en relación con la Iglesia?
Cuando
el presidente Chávez define el socialismo del siglo XXI incorporándole la ética
cristiana y ve a Jesús de Nazaret como el primer socialista de la historia, se
le produce un shock a la jerarquía eclesiástica, que tiene que luchar contra
Chávez porque le está robando el símbolo fundamental que sirve de fundamento a
la Iglesia: Jesús de Nazaret. Cristo ya no es interpretado por la Iglesia sino
por un líder popular. La Iglesia venezolana está por completo en contra del
proyecto de la revolución bolivariana. Pero eso tiene que ser así, no debe
extrañarnos. Sin embargo, no hay que confundir la jerarquía con el conjunto de
la Iglesia Católica. Muchos curas que están en contacto con el pueblo, trabajan
en el movimiento que respalda la revolución y se transforman en sujetos muy
importantes para el movimiento popular. Yo ayudo a veces a algunos de estos
curas, que hacen un trabajo formidable en Argentina. Me llaman precisamente
para hacer este tipo de reflexiones, para ayudarlos a reflexionar con los
grupos de base. También para entregarles instrumentos teóricos.
¿Cómo
era la organización que fundó Cristo, cómo funcionaba?
Jesús
prepara su movimiento en el seno del pueblo; en cuanto a su organización,
podemos pensar en una ‘dirección’, en que estaban Jesús y algunos pocos. En los
datos evangélicos se cita a Pedro, Santiago y Juan, a veces también a Andrés, y
ahí debería estar Magdalena, seguramente, cosa que no dicen los textos que se
escriben varias décadas después. Existe, por lo tanto, una especie de mesa
grande de dirigentes: los apóstoles, que eran los que recorrían el territorio.
Y después estaba la militancia de base en las aldeas, que era donde tenían que
trabajar para construir la contrahegemonía cultural, y por supuesto una
conciencia antiimperial.
Jesús
también recorría el territorio, pero desde el principio fue perseguido, corría
peligro de ser asesinado. Por lo tanto, tenía escondites, no podía entrar en
las ciudades. La única ciudad en la que entró fue Jerusalén y allí lo mataron.
Jesús andaba por las aldeas y sus alrededores, tenía también grupos
clandestinos de apoyo, sobre todo en la parte sur de Palestina, llamada Judea,
que era terreno enemigo. De eso tenemos noticias porque la entrada a Jerusalén
y la toma del templo se prepararon en forma clandestina. El lenguaje en que se
comunicaban era en clave, propio de la clandestinidad. La última cena la
preparan de la misma manera.
CRISTIANISMO
Y CAPITALISMO SON INCOMPATIBLES
¿Finalmente,
es compatible el capitalismo con el cristianismo?
No,
son absolutamente incompatibles, eso está muy claro. Jesús lo dijo: los ricos
no pueden entrar al reino de Dios. Jesús no va a hablar de capitalismo, pero sí
de aquellos que habían acumulado riqueza, los ricos, que son los que ocasionan
la pobreza; ellos no pueden entrar en el reino de Dios, es decir, no pueden ser
cristianos. En eso Chávez tiene toda la razón, más razón que todos los
obispos”.
Y
si le dijera que en Venezuela hay “empresarios socialistas”, ¿qué diría usted?
Es
una contradicción en los términos: capitalista y socialista es contradictorio,
capitalista y cristiano es contradictorio, es así. Ahora, que uno se llame
cristiano siendo capitalista, bueno, no se le puede impedir. Pero, es
contradictorio, no hay ninguna duda.
Nota
(1)
Revolución burguesa y nueva racionalidad; Razón y libertad; Autoritarismo y
democracia en la Biblia y en la Iglesia; La utopía de Jesús; Hegel y la lógica
de la liberación.
Roberto
Carlos Palacios es Director del semanario Debate Socialista, Venezuela
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