lunes, 6 de noviembre de 2017

LA CIA FRENÓ LA DESCLASIFICACIÓN DE LOS DOCUMENTOS



Asesinato de JFK

Héctor Bernardo
Contexto / Rebelión
A pesar de que Trump aseguró que todos los archivos relacionados con el crimen serían desclasificados a fines de octubre, debió ceder ante las presiones de las agencias de inteligencia. Entre los documentos que salieron a la luz, se destaca la preocupación del FBI por culpar a Oswald y que la KGB sospechaba que se trataba de “un golpe de Estado de la extrema derecha”.

El mandatario norteamericano, Donald Trump, había ordenado que a fines de octubre de 2017 se desclasificaran los más de 3.100 documentos secretos relacionados con el asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy (JFK). Todo parecía indicar que finalmente se conocería parte de los secretos mejor guardados de la historia política del siglo XX. Toda la información oficial, que había sido ocultada dura 54 años, saldría a la luz. Sin embargo, las presiones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Buró Federal de Investigaciones (FBI) frenaron la desclasificación de una gran parte de esos documentos, al menos, hasta abril de 2018.

Si bien una serie de los documentos relacionados al asesinato de JKF fueron dados a conocer, según aseguró el periódico norteamericano The New York Time, Trump “cedió ante la presión de la CIA y el FBI para mantener clasificados miles de documentos adicionales”.

Desde que el 22 de noviembre de 1963 el presidente Kennedy fue asesinado, todos los poderes del Estado, en especial sus agencias de inteligencia, quedaron bajo la sospecha de lo que el fiscal Jim Garrison definió como “un golpe de Estado”.

Kennedy se había transformado en el cuarto presidente norteamericano asesinado –anteriormente habían corrido la misma suerte Abraham Lincoln, James Garfield y William McKinley– y no sería el último crimen político cometido en las esferas de poder norteamericano. Poco tiempo después, su hermano, el senador Robert Francis “Bobby” Kennedy, correría la misma suerte. Al igual que el activista y Premio Nobel de la Paz Martín Luther King, caería silenciado bajo el estruendo de las balas.

En esta ocasión, miles de investigadores en todo el mundo, especialmente en el propio Estados Unidos, esperaban ansiosos la desclasificación de los documentos que los servicios de inteligencia guardaron durante años y que dieron lugar a miles de especulaciones. Sin embargo, aún no será posible.

La CIA emitió un comunicado por el cual informa que el retraso en la publicación de los documentos, como la censura en parte de los que salieron a la luz –grandes tachaduras que ocultan información–, tiene como fin “proteger información cuya liberación podría dañar la seguridad nacional –incluidos los nombres de activos de la CIA, así como oficiales actuales y retirados de la CIA, además de métodos y alianzas específicos de inteligencia que permanecen vigentes para proteger a Estados Unidos actualmente–”.

A pesar de ello, los documentos que llegaron a hacerse públicos revelan que “en Moscú asumieron que era un golpe de Estado de la extrema derecha por el cual culparían a la Unión Soviética. Un informante cuyo nombre no fue registrado le dijo a los espías estadounidenses que la KGB –el órgano de espionaje de la entonces Unión Soviética– tenía pruebas de que el presidente Johnson fue responsable del asesinato”.

Entre los documentos también aparecen “reportes de que Lee Harvey Oswald obtuvo municiones a través de un grupo paramilitar de derecha”.
Un memorándum del entonces jefe del FBI, John Edgar Hoover, asegura que lo que le preocupaba era “emitir algo de manera que podamos convencer al público de que Oswald es el asesino verdadero”.
A pesar del esfuerzo del gobierno norteamericano por sostener que el crimen de JFK fue realizado por un asesino solitario –asesinado por el mafioso Jack Ruby, cuando era trasladado para ser interrogado–, en 1978 el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos concluyó que “pruebas científicas acústicas establecen con una alta probabilidad que hubo dos fuentes de disparos al presidente John F. Kennedy”.

En sus conclusiones se sostiene que “el Comité cree, basándose en las pruebas disponibles, que el presidente John F. Kennedy fue probablemente asesinado como resultado de una conspiración”. Aunque luego señala la incapacidad de identificar “la extensión de la conspiración”.

Según señala The New York Times, Trump “otorgó a las agencias un plazo, que vence el 26 de abril, para revisar de nuevo los documentos restantes”.
El cineasta Oliver Stone, director de la película JFK, aseguró: “Se suponía que más de 3.100 archivos iban a ser finalmente liberados, veinticinco años después de que la ley JFK fuera aprobada y veinte años después de que la junta de revisión cerró sus puertas. Según se informa, el número de páginas está en decenas de miles”.

Stone sostuvo que, a pesar que ya pasaron 54 años del asesinato, la CIA está tratando evitar que se desclasifiquen los documentos, y que “esperaron hasta el último día para presentar una apelación cuando sabían hace tres meses que hoy (jueves 26 de octubre) era la fecha límite”.

En relación con la censura de los archivos desclasificados, el propio Times cita un documento que deja más dudas que certezas. El periódico señala que en el documento de la comparecencia de 1975 del exdirector de la CIA Richard Helms, en la parte que se le pregunta “¿Hay alguna información relacionada con el asesinato del presidente Kennedy que de alguna manera muestre que Lee Harvey Oswald fue de alguna forma un agente de la CIA o un agen…”, el documento acaba abruptamente y no aparece la repuesta de Helms.


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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