Bill Van Auken*
Global Research
Cuatro días de reuniones en Doha,
capital de Catar, de elementos respaldados por Occidente que apoyan el
derrocamiento del gobierno sitio, comenzaron en una situación caótica el
domingo, después de la demanda de la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton,
de una reorganización dentro de la así llamada dirigencia rebelde.
Clinton dio a los opositores
sirios su aviso de despido el miércoles pasado, declarando que descartaba a la
dirigencia que EE.UU. había apoyado previamente por ser una pandilla de exiliados
irrelevantes que no han puesto un pie en Siria durante décadas e insistió en
que Washington quiere conectarse con los que “combaten y mueren” en la guerra
civil que hace estragos dentro del país en Medio Oriente.
En realidad, ha quedado en claro
que EE.UU. se propone componer una dirigencia “respetable”, con representantes
de los diversos grupos religiosos y étnicos que componen la población siria a
fin de disfrazar mejor el amargo carácter sectario del conflicto avivado por
Washington, así como el papel crecientemente destacado jugado por milicias
islamistas conectadas con al Qaida.
Las conferencias en Doha
comenzaron con una reunión del CNS (Consejo Nacional Sirio), patrocinado por la
Liga Árabe y la monarquía suní de Catar, que debía incorporar a nuevos miembros
en un esfuerzo por evitar el intento de EE.UU. de privarlo de su franquicia
como oposición siria respaldada por los imperialistas. Dominado en gran parte
por la sección siria de la Hermandad Musulmana, el CNS indicó su profundo
desacuerdo con la acción de EE.UU., sin aclarar al principio si simplemente la
rechazaría o regatearía por un mejor acuerdo con Washington.
El Departamento de Estado de
EE.UU. ha indicado que está dispuesto a ofrecer al CNS 15 escaños en la
dirigencia de 50 miembros del nuevo frente que está siendo amañado por
Washington. Llamado Iniciativa Nacional Siria (INS), se supone que este nuevo
frente se reúna en Doha el miércoles y el jueves.
Según informes de prensa, el jefe
del CNS, Abdelbaset Sieda, ha rechazado la propuesta de EE.UU. argumentando que
su Consejo Nacional Sirio debiera tener por lo menos un 40% de los sitios en la
nueva Iniciativa Nacional Siria.
Al anunciar el cambio en la
política de EE.UU. durante una conferencia de prensa en Croacia, Clinton dejó en
claro que Washington está seleccionando cuidadosamente una dirigencia siria que
se propone instalar como gobierno de transición que serviría como títere de
EE.UU. El Departamento de Estado, reveló, ha “recomendado nombres y
organizaciones que cree que deben ser incluidos en cualquier estructura de
dirigencia”.
Al parecer el anuncio sorprendió
a los aliados de Washington. “El gobierno de EE.UU. no dio ninguna información
anticipada de su intención de renunciar al consejo como el principal grupo
aglutinador, dijeron diplomáticos de tres países”, informó McClatchy Newspapers
el lunes. “Dijeron que sus gobiernos supieron de la iniciativa por informes en
las noticias”.
Un diplomático occidental citado
por McClatchy cuestionó la cordura de las observaciones de Clinton sobre la
selección de los individuos y de las organizaciones que serán incluidas en la
nueva dirigencia. “Los sirios dirán que los estadounidenses están imponiendo
los nombres”, dijo. “Y no estoy seguro de que los estadounidenses propondrán a
la gente adecuada”.
Turquía, que ha jugado un papel
importante en el suministro de armas, entrenamiento militar, bases y otro tipo
de apoyo a los así llamados rebeldes, se apresuró a responder al giro
estadounidense, convocando para el viernes en Ankara a una reunión de dos horas
entre el ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, y la dirección del CNS.
No es evidente si el gobierno
islamista suní en Ankara y la monarquía suní en Catar, que según las
informaciones ha suministrado grandes cantidades de armas a milicias islamistas
que combaten dentro de Siria, están de acuerdo con la acción de EE.UU.
La creación, impulsada por
EE.UU., de la nueva Iniciativa Nacional Siria también ha sido bautizada como
“plan Riad Seif”, según el principal individuo propuesto por el Departamento de
Estado para dirigirla.
Seif es un capitalista sirio que
comenzó como fabricante textil antes de obtener la franquicia de Adidas en
Siria en los años noventa. Trató de formar un partido burgués como alternativa
para los gobernantes baasistas y se indispuso con el régimen de Asad al
cuestionar un acuerdo que colocaba a la principal compañía de teléfonos móviles
del país en manos de un miembro de la familia Asad.
Como dejan en claro los cables
clasificados de la embajada publicados por WikiLeaks, Seif tuvo reuniones
regulares con funcionarios de la embajada de EE.UU. en Damasco para informarlos
sobre sus propias actividades así como para suministrar su evaluación del
suceder dentro del régimen de Asad. En otras palabras, es el hombre de
Washington.
En su declaración de la semana
pasada, Clinton emitió su ultimátum al CNS, declarando que “ya no puede ser
visto como el dirigente visible de la oposición”.
Esta curiosa selección de
palabras sugiere que se necesita una dirigencia “visible”, que sea secular,
sólidamente burguesa y orientada hacia Occidente, para que sirva de fachada para
las verdaderas fuerzas que libran la guerra por el cambio de régimen dentro de
Siria, que son cada vez más sectarias e islamistas, incluyendo a una gran
cantidad de combatientes extranjeros vinculados a al Qaida que han llegado al
país desde Iraq, Libia, Arabia Saudí, Argelia, Chechenia, y otros sitios.
Esta dirigencia “visible”
lograría que fuera más factible desde el punto de vista político que Washington
intervenga de un modo mucho más directo en la guerra en Siria una vez que hayan
pasado las elecciones presidenciales en EE.UU.
El gobierno ruso atacó la
convocatoria del nuevo frente opositor en Doha, declarando que Washington está
violando un acuerdo alcanzado en Ginebra el verano pasado que compromete a
todas las partes a que busquen un fin de los combates y una transición
negociada hacia un nuevo gobierno en Siria.
El ministerio de Exteriores ruso
acusó el lunes al Departamento de Estado de haber emitido “órdenes directas
sobre lo que debe hacer la oposición siria para formar un ‘gobierno en el exilio’
y sobre quién debe formar parte de un tal gobierno”.
Mientras Washington trabaja para
establecer su nuevo frente de oposición en Doha, la cruel guerra civil que está
fomentando dentro de Siria continuó y desmintió toda la jerga de preocupación
humanitaria y transición democrática.
Un coche bomba estalló el lunes
en un sector densamente poblado en Damasco, matando a 11 personas e hiriendo a
por lo menos dos docenas más, muchas de ellas gravemente. Las víctimas incluían
a mujeres y niños. Otro atacante suicida atacó en Hama. La agencia oficial
estatal de noticias, SANA, informó que dos civiles fueron muertos en la
explosión y otros 10 heridos en un ataque contra una agencia de desarrollo
dirigida por el gobierno. Fuentes de oposición afirmaron que habían atacado un
puesto avanzado de las fuerzas de seguridad sirias y matado a 50 personas.
En un tercer ataque, dos personas
fueron muertas cerca de Damasco por una bomba al borde de la ruta.
La ola de ataques habría sido
denunciada por Washington como terrorismo si hubiera tenido lugar en otro sitio
de la región, pero en Siria semejantes ataques cuentan con el apoyo de EE.UU.
Tienen lugar después de la
masacre del jueves pasado de por lo menos una docena de soldados sirios
capturados por milicianos islamistas en las afueras de Saraqeb en el noroeste
de Siria. Un vídeo descriptivo de la matanza subido a los medios sociales el
mismo día muestra a los milicianos golpeando y pateando a soldados heridos que
suplican que les perdonen la vida. Gritándoles “perros de Asad”, los
amontonaron y los ejecutaron con fuego de rifles automáticos.
*Bill Van Auken es un político y
activista estadounidense del SEP (Socialist Equality Party), de tendencia
trotskista. Fue candidato a las elecciones presidenciales estadounidenses de
2004.
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