Escribo con espíritu burlón,
iluminado por la luz de una vela tamizada por un afiche del Abuelo Monster
(Antonio Ledezma), para contarles de dónde viene el famoso
"Halloween" y de cómo lo malo trae lo bueno y viceversa, porque
"en el mundo realmente invertido lo verdadero es un momento de lo
falso". Cómo los puntofijistas nos llamaban "agentes del mal" y
(en el universal Movimiento a La Libertad no hay mal que por bien no venga) un
mal rayo partió a los partidos tradicionales AD Y COPEI (el MAS siempre fue un
mal menor) y se hizo la Revolución y el pueblo vio que era buena, y como Chávez
no descansó al séptimo día ni ningún otro, le dio una vaina, pero es más fuerte
que el odio y en la elección número 15 nos llevó a la victoria perfecta y
mientras los burgueses andan amargados, este servidor anda deseando que María
Corina Machado mientras conjuga su improbables conjuros anticomunistas, se
muerda la lengua, se envenene y caiga redonda presa de óbito irreversible.
Porque, como dice Bush, para María Corina siempre es Halloween,
Érase una vez que los primitivos
comenzaron a soñar con sus muertos conocidos, se asustaron y creyeron que había
un más allá "más acá de más nunca", un otro lado donde andaban, entre
tristes y arrechos, los difuntos. De donde, con el tiempo que todo lo complica,
vinieron a nacer creencias, mitología, religiones y los astutos traductores
simultáneos entre los dos mundos (como San Pablo que nunca vio a Cristo pero
hablaba idiomas y se las sabía todas), el Vaticano, su Banco Ambrosiano y
mátenlos a todos que Dios reconocerá los suyos.
En esto de las apariciones post
mortem, los celtas (y otros pueblos) se asustaban más cuando venía el 31 de
octubre, el Samhain «Fin del Verano» (Calan Gaeaf para los bretones) o
solsticio de invierno que hoy decimos Había que hacerles un cariñito a los
difuntos para que no vinieran a echar vaina en las frías y largas noches del
Norte aún no industrializado. Fogatas y regalos, velas para los finados y gran
día de inventario de todo lo que tenemos para pasar el invierno. Pero ni
Inglaterra ni Irlanda eran Cuba: los imperialistas invadieron y ¡oh, sorpresa!
el Samhain se celebraba el mismo día que en Roma la "fiesta de la
cosecha" (diosa Pomona) y, oye César este mundo es un pañuelo, juntaron
las ganas y lo celebraron juntos por siglos hasta que llegaron los católicos y
el Papa mandó a parar. Viendo Gregorio III (731-741) cómo se divertían los
paganos, se adueñó de la franquicia y mudó la festividad cristiana del Día de
Todos los Santos (All Hallows' Eve - Víspera de todos los Santos) del 13 de
mayo al 1º de noviembre. Gregorio puso unos lejanos santos exógenos en el lugar
de los mala conducta pero siempre íntimos queridos difuntos y, ya lo sabemos:
"la cosa no es como antes, dejen de andar brincando fogatas y vayan a
acostarse temprano; las comunicaciones deben pasar por nosotros que hablamos
con el otro mundo en latín, la lingua franca del paraíso". Efectivamente
la cosa se puso mala y empeoró cuando la Reforma trajo a los protestantes que
eran más puros, es decir más crueles: "Prohibido hablar con los difuntos
en el cielo o el infierno, y si por el purgatorio es, olvídenlo que, por
decreto ¡no existe!" Y así apagaron el All Hallows' Eve, léase Halloween.
Pero como hasta el diablo tiene
un amigo, apareció Guy Fawkes, católico vengativo que comenzó a llenar con
barriles de pólvora los sótanos del parlamento, con la cívica intención de
volar juntos a los parlamentarios y al rey James I, el de la traducción de la
Biblia. Descubierto el "Complot de la Pólvora" el 5 de noviembre 1605
y ejecutado Fawkes ("El único hombre que entró al parlamento con buenas
intenciones") la fecha fue decretada júbilo nacional porque Dios salvó a
Su Majestad de los malditos papistas. Y así volvió la vieja Samhain con su
desenfado pagano, fogatas, golosinas, quema de Judas, accidentes pirotécnicos,
perros asustados y máscaras de Guy Fawkes (las de V de Vendetta y Anonimus) una
fiesta protestante, anticatólica y antiespañola por excelencia.
Cuando amainó la hostilidad entre
Londres y Madrid, también cedieron el tono anticatólico y sobre todo la
exhuberancia pagana de la fiesta, víctima de la gazmoñería cristiana como la
gran mayoría de los eventos populares en Europa. Halloween pasó de rumboso
festejo callejero a modesta fiesta familiar. El millón de irlandeses que en
1840 huyeron de la hambruna, llevaron su Halloween a los Estados Unidos, junto
con la tradición de la calabaza hueca con una vela adentro que revivía la
leyenda del alma en pena del tacaño Jack-o'-lantern ("Juan
Linterna").
Durante un siglo el Halloween fue
tradición intima de la colonia irlandesa, hasta 1921 cuando el gobierno federal
aprobó el Acta de Cuota de Emergencia ( Emergency Quota Act ) destinada a
impedir la llegada de refugiados judíos provenientes de Europa Oriental, y que
limitaba la inmigración anual al 3% del número de integrantes de las minorías
existentes, lo que privilegiaba a los irlandeses y les reconocía una
"afinidad racial" que se negaba a otros. La fiesta alcanzó
popularidad en las siguientes décadas, pero sólo sería masiva a partir de 1978
con La Noche de Halloween, mediocre película de terror de John Carpenter, y sus
innumerables secuelas e imitaciones hasta nuestros días.
El actual y enorme despliegue
comercial y publicitario del Halloween a escala internacional responde a
intereses mercantiles y al espíritu necrofílico de la sociedad actual, que
fabrica y promueve miedos fiction y non fiction, Harry Potter y Al Qaeda, para
tener al rebaño aguantadito, por dentro y por fuera, y paraco o drone para
quien se amotine. En las ligas menores, para niños y poco exigentes está
Halloween con su carnaval de duendes, fantasmas y demonios. El ridículo no
mata, pero no siempre terror y muerte son de plástico: el pasado miércoles por
la noche en el concierto de rock "Halloween" del Madrid Arena en la
Casa de Campo de la capital española, se produjo una estampida bajo la cual
tres jovencitas murieron aplastadas. Lo obsceno, lo abominable de la muerte
joven.
¿Algún atravesado espíritu
celtíbero ofendido por la importación de espectros de imitación, a España que los
tiene tan buenos y feroces?
¿Los muertos de la guerra civil
enterrados en la Casa de Campo bajo las ruinas de la República Española, que
despertaron al estruendo del rock y montaron en cólera al ver la tierra que
tanto amaron y defendieron mancillada por los neofascistas y sometida a un Rey?
Y para terminar en Venezuela,
cada quien es dueño de imitar y copiar lo que le venga en gana pero
"ADVERTENCIA: Se ha determinado que el sueño de la razón engendra
monstruos, inventamos o erramos y si no se corrige a tiempo la falta de
imaginación es incurable". Cada quien con sus fantasmas; los míos están
vivos y realmente matan, nos matan, si les damos "un tantico así "
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