“¡Vamos carajo!”, debe haber
sido el verdadero grito pronunciado por el, para entonces, General patriota,
José Antonio Páez, en plena Batalla de Carabobo de 1821. Una arenga de soldado
llanero al frente de unos combatientes que tenían el compromiso de hacer libre
a la patria del yugo imperial español.
Los combates librados hace 191
años en el campo de Carabobo, sellaron la Independencia que ya había comenzado
sus logros políticos y sociales 11 años atrás, exactamente con el simbolismo de
aquella vuelta a cabildo en 1810 y la deposición del mando del general
Vicente Emparan, mediante un acuerdo de
adelantar una transición del gobierno a blancos criollos, siempre y cuando
siguiesen subordinados y en respeto a la Corona española.
Hoy, en esta Venezuela de
independencia inconclusa, porque es bien sabido que al dominio imperial europeo
le sucedió inmediatamente el estadounidense, al cual el propio Libertador Simón
Bolívar lo prefiguraba como “destinado a plagar de miseria y hambre a los
pueblos de América” -asunto éste que ha venido manifestándose sin cesar en todo
el territorio que los yanquis consideraron siempre su “patio trasero”-, el
desafío de alcanzar la total y definitiva independencia se vuelve a convocar
bajo el espíritu libertario de Bolívar y de la victoriosa Batalla de Carabobo
de 1821.
Luego de aquella victoria
electoral en diciembre de 1998, las fuerzas patrióticas, bajo el mando y
liderazgo del Comandante Hugo Chávez, han continuado librando batallas de
diversas dimensiones e intensidades. Quizás la más dramática de ellas haya sido
la del año 2002 por el golpe de Estado derechista, coordinado desde el
Pentágono, y ese mismo año y el siguiente (2003) por el prolongado paro de los
empresarios petroleros de la vieja Pdvsa. Pero nunca han cesado los combates
hasta el presente.
Hoy es necesario entender que
los combates enemigos en contra de la Revolución Bolivariana y de Venezuela
como escenario y asiento principal de la misma, son cada vez más consecutivos y
provienen también de escenarios externos, como ha sido el caso de Colombia,
cuando bajo el régimen del narcotraficante Álvaro Uribe Vélez, se autorizó la
instalación de siete bases militares estadounidenses, se infiltró sus
paramilitares en Venezuela para atacar el palacio de Miraflores y asesinar al
Presidente Chávez y, en la actualidad se alientan conflictos, fundamentalmente
fronterizos, a la par que se asesora a la derecha opositora venezolana.
Pero también son escenarios de
ablandamiento por fuego de artillería a distancia, los ataques contra el pueblo
paraguayo y la ejecución de un golpe de Estado parlamentario que depone a su
presidente legítimamente constituido. También lo son los conflictos de baja
intensidad propiciados por fuerzas policiales derechistas en Bolivia, con miras
a crear un caos y fomentar la intervención extranjera en ese país, intentando
deponer al gobierno revolucionario que encabeza Evo Morales.
Esto sin contar las amenazas
internas del candidato del imperio yanqui y la derecha venezolana, Henrique
Capriles Radonsky, quien pretende desconocer al órgano rector electoral y
propiciar un ambiente para cantar fraude el venidero 7 de octubre. Entre otras
acciones a las que claramente se le ven las costuras.
Es, sin dudas, un escenario de
guerra que conduce a nuestro pueblo patriota a librar una nueva Batalla de
Carabobo, para sellar nuestra total y definitiva independencia. El escenario es
todo éste, complejo pero brevemente descrito, en el que el imperialismo y sus
lacayos, apátridas, pretenden regresar a Venezuela al terreno de dominación del
imperio yanqui. Para nosotros es el momento de vencer o vencer. No existe otra
opción. Por eso, a esta hora definitiva, ¡Vamos carajo, a ganar en Carabobo!
¡Por la Patria socialista, a vencer en la Batalla de Carabobo este 7 de
Octubre!
ivanpadillabravo@gmail.com
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