Luis Britto García
José Vicente Rangel informa en
“Los Confidenciales” del domingo 22 de julio de 2012, que funcionarios de la
embajada de Estados Unidos aseguraron a una encuestadora que la tendencia
manifestada en los sondeos electorales cambiará “a partir de la ocurrencia de
un evento extraordinario”.
Los directivos de Datanálisis y
de Hinterlaces declaran que la victoria de Chávez sólo sería evitada por
eventos “catastróficos, extraordinarios” que generaran “conmoción colectiva”
(http://vargashoy.blogspot).
El 16 de agosto en el programa de
Berenice Gómez en Radio Caracas Radio, la astróloga Aisha profetiza que
ocurrirán “situaciones de disturbios, problemas con la educación, accidentes y
explosiones, con electricidad, cables, petróleo, todo lo que tenga que ver con
mares, plataformas marinas de extracción de petróleo, problemas con la pesca y
contaminación”.
Como por casualidad, el 25 de
agosto ocurren en la refinería de Amuay “accidentes y explosiones”, evento
“catastrófico” que los medios opositores quieren usar para revertir la
tendencia de las encuestas.
En eso anda la gente pensante.
Sin ser brujos como los de la
embajada ni adivinos como los encuestadores ni magos como los astrólogos, los
ciudadanos podemos también prever y prevenir eventos extraordinarios.
Es previsible que una oposición
que ya ha recurrido al golpe de Estado, al sabotaje petrolero, al cierre
patronal, al apagón mediático y a la invasión paramilitar, ante la certidumbre
de que perderá las elecciones intente impedirlas o deslegitimarlas, como ya lo
ha hecho en varias oportunidades.
Se puede anticipar que para ello
recurrirá a sabotajes y cortes de servicios públicos. A crímenes horrendos que
invoquen el tema de la inseguridad. A rumores sobre desabastecimientos o
escasez real por acaparamiento. A embustes sobre supuestas medidas políticas
extremas. A denuncias de masacres inexistentes, como la falsa noticia de una
supuesta matanza de yanomamis. A infiltración masiva de paramilitares desde las
fronteras. A intentos de magnicidio contra candidatos. A interferencia en las
comunicaciones. A la denuncia de fraude electoral, coreada por aparatos
comunicacionales internos y externos y legitimable por decisiones de órganos
jurisdiccionales foráneos como la Comisión y la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de la OEA.
A tales atentados, tales
defensas. Contra sabotajes, vigilancia. Contra crímenes horrendos, acción
policial eficaz. Contra rumores, información oportuna, veraz y objetiva. Contra
interferencia informática, tecnología. Contra infiltración paramilitar, redada
contundente, como la que desarticuló en 2004 la banda de magnicidas
atrincherada en Daktari.
El intento de magnicidio bajo
falsa bandera es la más probable de las estrategias, por lo que hay que ejercer
una vigilancia extrema a favor de la vida de los candidatos.
También es de esperar la denuncia
temeraria de fraude, que la oposición ha cursado en casi todos los comicios, particularmente
en 2004 y 2006.
Tales eventos podrían servir de
pretexto para el desencadenamiento de un nuevo
golpe de Estado o de una intervención externa.
Ante cualquiera de ellos, sólo
cabe una movilización popular masiva, pacífica, contundente y a escala
nacional. Fue el recurso que revirtió el golpe del 11 de abril, y el que
revertirá cualquier tentativa terrorista de desestabilización.
Podría ser que paramilitares o
terroristas intenten evitar esta movilización. Los cuerpos de defensa deben
garantizar la vida de los ciudadanos que participen en ella.
Paramilitares en Venezuela |
Ya la Comisión Interamericana de
los Derechos Humanos de la OEA, que nada hizo ante el golpe de abril de 2012,
anda ordenándole al gobierno venezolano que investigue una masacre de indígenas
sobre la cual no hay pruebas y que según todas las informaciones jamás ocurrió.
Así como reivindica corruptos
inhabilitados, declara inocentes a terroristas y delincuentes bancarios y toma
por reales masacres imaginarias, bien podría sentenciar que es imaginaria una
victoria electoral real.
Para evitar que la Comisión y la
Corte Interamericana de los Derechos Humanos de la OEA culminen el golpe
judicial de anular las elecciones, debemos notificarles de manera urgente, ya,
hoy mismo, sin excusas, sin más tardanzas, sin inexplicables demoras, sin
retardos injustificables, que desde el 10 de mayo nuestra Asamblea Nacional
denunció la Convención que nos sometía a ellos.
Salirse de la Convención
Americana no es salirse de la OEA. Estados Unidos y Canadá, países que valoran
su soberanía, pertenecen a la OEA pero no están sometidos a la Convención ni a
la Comisión ni a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos.
¿O es que por no enviar un papel
ya redactado vamos a sacrificar la voluntad popular?
Corte Interamericana denunciada
no mata elecciones.
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