martes, 4 de septiembre de 2012

La conspiración imperialista en tiempos de Bolívar

José Rosario Araujo

El imperialismo norteamericano nunca ha dejado de inmiscuirse en los gobiernos que considera que no le son favorables para sus intereses, sin importarles que ellos defiendan los suyos. Los Gobiernos norteamericanos tienen una tradición de ataques contra Latinoamérica, pero aquí no nos vamos a referir a las historias de intervenciones como la que hicieron varias veces en México a mediados de siglo XIX o a principios del siglo XX, ni a la de Nicaragua empezando igualmente el siglo, tampoco a las de Panamá, Cuba, Republica Dominicana y otras mas. Ahora nos referiremos a la conspiración en contra de Bolívar y la Gran Colombia.
He sido un admirador de la gran figura del Libertador y puedo decir sin temor a parecer exagerado, que he leído una gran cantidad de libros sobre la vida de este gran hombre latinoamericano, he leído igualmente libros sobre la guerra de Independencia de Venezuela, la Nueva Granada, Ecuador y el Alto y Bajo Perú. Lo he hecho por placer y también para documentarme para mi libro: “Un Sueño con Bolívar” que escribí hace varios años que consta de una bibliografía de casi 100 libros pertenecientes a mi biblioteca. En muchos de esos textos la historia relata que los norteamericanos ya estaban en la segunda década del siglo XIX en conspiraciones con traidores a la Patria o como ahora son llamados Pity Yanquis para destruir el sueño de Bolívar.
En el mes de marzo de 1829, Los Estados Unidos envía como Embajador al General William Henry Harrinson, hombre de posiciones extremas y algo violento. En un banquete celebrado en la ciudad de Bogota en el aniversario de la Batalla de Boyacá, una persona propuso un brindis por los hombres ilustres de América, sus libertadores: Washington y Bolívar. El militar yanqui se enoja y grita:
¡Washington muerto vale mucho más que Bolívar vivo!
Para nadie era un secreto que en la Gran Colombia que ya se encontraba moribunda y nuestro héroe luchaba para salvarla, la colonia anglo norteamericana era enemiga de Bolívar. Ya para el año de 1818 en Venezuela, habían sido detenida dos goletas gringas tratando de romper el bloqueo que los patriotas habían impuesto a las plazas de Guayana y Angostura, llevando armas a los españoles. Igualmente se conoce en el año 1817, cuando 150 patriotas comandados por el Corsario Luis Aury y el General Mac Gregor ocuparon la isla Amelia, en la costa Atlética de los Estados Unidos que se encontraba en poder de España con el fin de amenazar a Cuba y ayudar a los patriotas de México, bloqueando el envió de armas y tropas en contra de los combatientes venezolanos, el Presidente Monroe empezó a descalificar a los venezolanos llamándolos piratas y contrabandistas, desconociendo el gobierno instaurado en la isla, además librando una orden de captura contra Mac Gregor y Aury atacando la isla y anexionándola a Los Estados Unidos.

Volviendo a los tiempos del fin de la Gran Colombia, los anglo norteamericanos aparecen en la intentona del General Córdoba, en donde falleció el héroe de la frase “A Paso de Vencedores”.
Este General granadino conocido por su bravura en el combate era novio de Fanny Henderson, hija del embajador de Gran Bretaña en la Gran Colombia, quien después de muerto Córdoba se consoló rápidamente casándose con un paisano.
Quizás a Los Estados Unidos no les gustó mucho no ser invitados al Congreso de Panamá, que fracasó, cuestión favorable para ellos ya que el cónsul norteamericano para El Perú decía que con este fracaso ellos se veían aliviados de un enemigo peligroso en un futuro. El cónsul ingles en el Perú en carta dirigida al Conde de Dudley que era Secretario del gobierno ingles le decía que los gringos lamentaban que donde había brotado un Cesar no apareciera un Brutus y de esta manera demostraban sus planes en contra de Bolívar.
El Libertador era llamado en el Congreso de Los Estados Unidos “el loco de Colombia”, en pocas palabras para los gringos hay que ser loco para oponerse a sus planes y hay que dejar que sean destinados a plagar de miseria a nombre de la libertad como dijo Simón Bolívar. Las cosas no han cambiado mucho desde esos tiempos.

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