Las recientes declaraciones de
los voceros burgueses franceses, ingleses, alemanes e italianos, manifestando
su apoyo a la eventual formación de un gobierno provisional compuesto por un
sector anti-patriótico de la oposición siria, a la par de la amenaza de crear
una zona de exclusión aérea en la franja fronteriza con Turquía, bajo el
supuesto humanitario de “proteger” a los refugiados por la violencia, nos
hablan de un cambio de estrategia, o quizás de un reacomodo de la misma, basado
en el libreto aplicado para desestabilizar en su momento al gobierno
pro-soviético de Afganistán.
Las últimas informaciones
relativas al derribo de aeronaves del ejército nacional sirio, atribuibles al
uso por parte de las fuerzas mercenarias de misiles portátiles capaces de derribar
aeronaves en vuelo bajo, nos reafirman nuestras sospechas sobre un cambio de
estrategia en el afán de las potencias imperialistas y neocoloniales por
derrocar al gobierno sirio.
Todo parece indicar la creación
de una fuerza militar supra-fronteras capaz de mantener un estado crónico de
violencia para debilitar lentamente al gobierno sirio hasta su implosión. Esta
fuerza sería la extensión política-militar de un aparato intervencionista que
conjuga a la OTAN con las reaccionarias monarquías árabes, alianza refrescada
por los frutos de la “primavera árabe” de Túnez, Libia y Egipto hegemonizada
por neoliberales pro-occidentales, wahabíes y “hermanos musulmanes”. Las
recientes declaraciones anti-sirias del mandatario egipcio Mursi en el contexto
de la reunión del MNOAL en Teherán, dan muestras fehacientes de ello. El
reciente acuerdo Egipto-FMI también nos indica el rumbo de estas “revoluciones”
tan fervientemente defendidas, directamente o por mampuesto, por cierta
izquierda euro-céntrica.
El cambio de estrategia podría
obedecer a que la resistencia patriótica siria ha sido hasta el momento capaz
de derrotar en batalla a la insurgencia armada, que ha contado con el apoyo del
oscurantista fanatismo salafista y wahabie (incluyendo Al Qaeda), como fuerza
de choque o carne de cañón. Algo parecido al Afganistán de la década de los
ochenta, donde el salafismo personificado en figuras tenebrosas como Osama Bin
Laden, armado y adiestrado por la CIA, jugaron el papel de puntilleros de la
implosión soviética.
La resistencia siria no habría
sido capaz de algún éxito notable sin contar con la irreductible posición
anti-intervencionista adoptada por Rusia y China (con tres vetos consecutivos
en igual número de propuestas de resoluciones intervencionistas en el seno del
Consejo de Seguridad). Ello ha puesto a las desesperadas burguesías
occidentales en la necesidad de acudir a variantes en el juego. Pero la postura
de Rusia y China no es un hecho circunstancial o temporal. Es producto de la
toma de conciencia del liderazgo de ambas potencias sobre las cada vez más
peligrosas pretensiones hegemónicas del imperialismo yanqui y sus aliados. Como
natural resultado de la recuperación económica, política y militar de Rusia, y
con la emergencia de China como potencia mundial de primer orden, la
correlación de fuerzas internacional ha venido cambiado permitiendo a ambas
potencias levantar la voz y empezar a mostrar músculo. Está claro que el ataque
a Siria no es más que otro paso del plan global del imperialismo yanqui para someter
a Rusia y a China intentando con ello impedir el surgimiento de un mundo
pluripolar, del que ambas potencias son un apoyo. Las dirigencias rusa y china
perciben que la agresión a Siria es el movimiento más peligroso dado hasta
ahora por el imperialismo, que ha provocado como respuesta otra “línea roja”,
no declarada pero muy real, esta vez trazada por Rusia y China contra las locuras
del imperialismo yanqui.
La coyuntura siria, estrechamente
ligada a la iraní, ha renovado la amenaza nuclear que pende sobre la humanidad
y que en un momento perdió protagonismo en el sentido dado por la guerra fría.
Sin embargo, los pueblos seguirán adelante así como la heroica Cuba en su
momento no cedió al chantaje nuclear, tampoco el pueblo sirio o iraní, cederán
en su voluntad de ser independientes. Cabe fundamentalmente a los pueblos de
los llamados países capitalistas desarrollados que poseen armas nucleares,
desarmar a sus burguesías y liberar al mundo de esta amenaza.
En medio de la crisis del
capitalismo se exacerba la lucha por el control de los yacimientos petroleros
del Cercano y Medio Oriente y del Asia Central, que proveen a las mayores
economías del mundo del preciado recurso. De esta lucha no escapan los países
estratégicos desde el punto de vista de las rutas de transporte del recurso
energético y de su aseguramiento político-militar. Se trata pues de la
pretensión yanqui de poner su puñal sobre la yugular energética del mundo y
chantajear con ello a todo el planeta, incluyendo a China (no debe ser para
nada agradable para el imperialismo que Venezuela se convierta en un proveedor
seguro de energía fósil a China).
En todo este cuadro juega un rol
importantísimo Irán, no sólo por su potencial petrolero y su ubicación
geográfica, sino también como país-potencia emergente, de gran influencia en la
región (reconocida por amigos y enemigos), particularmente en Irak, Siria y
Líbano. Pues bien, Irán se presenta como un país fuerte económica, política y
militarmente, no siendo nada fácil el anunciado ataque imperial, dadas sus
impredecibles consecuencias.
El ataque a Siria representa una
amenaza directa a la seguridad nacional de Rusia ya que la previsible extensión
del conflicto sirio impactaría, dada su cercanía y sus vínculos culturales, a
la estratégica región sur de la Federación Rusa. Por décadas esta región ha
sido codiciada por la geopolítica imperialista, pasando por el expansionismo
británico y el nazismo alemán (no es un simple coincidencia que la batalla de
Stalingrado tuvo esta región como escenario).
Niños asesinados por los mercenarios |
Para el objetivo desintegrador de
Rusia, el imperialismo renueva su alianza histórica con el salafismo filo-musulmán
promovido desde las retrógradas monarquías petroleras del Golfo. Los tentáculos
terroristas del salafismo llegan hasta Chechenia, región autónoma de la
Federación, y a otras regiones rusas con población musulmana de confesión
sunita. Muy recientemente fueron asesinados en Tatarstán (Federación Rusa) dos
clericós musulmanes conocidos por su posición anti-salafista, presumiblemente
por los sicarios de los sectores fanatizados de la derecha filo-musulmana.
El nacionalismo kurdo toma nuevos
bríos alineado contra la antigua potencia colonialista otomana que
oportunistamente pretende ganar influencia en la región por vía de imposiciones
como potencia de tercera. De esta manera se introduce una variable que
dificulta en parte la acción desestabilizadora pro-OTAN del régimen turco. El
Kurdistán histórico que abarca regiones y poblaciones de las actuales Turquía,
Siria, Irak e Irán, además de su propia beligerancia político-militar, se
proyecta como eventual ruta de aprovisionamiento de la resistencia patriótica
siria ante una abierta agresión turco-otánica.
La intervención directa israelí
en este conflicto (tiene décadas interviniendo subrepticiamente) sólo puede
ayudar a desenmascarar ante las masas árabes a los falsos líderes religiosos
filo-musulmanes o salafistas, que por un lado hablan de una yihad anti-israelí,
pero por otro lado se rinden al sionismo y al imperialismo occidental
contribuyendo al sometimiento del pueblo palestino. Así que la intervención
militar directa israelí implica altos riesgos para la política imperialista de
doble cara en la región.
El ejército nacional sirio, mejor
armado y experimentado que el libio, dotado además de una alta moral y unidad,
representa un hueso duro de roer. Recordemos que en Siria existe un partido
político dirigente, algo que en Libia no estaba claramente definido. Este
último dato, que no es de poco valor, pone de relieve la importancia que tiene
un partido revolucionario a pesar de la opinión en contrario de algunos de
nuestros camaradas que insisten en rendir culto al espontaneísmo, o peor aún,
de esa pseudo-izquierda que asume supuestas posiciones “democráticas” y
“anti-dictatoriales” poniéndose vergonzosamente a la cola de la estrategia
imperialista.
El ejército sirio ha resistido
ataques terroristas, ha combatido casa por casa a la sanguinaria insurgencia
apoyada por el imperio con armas, logística, mercenarios, inteligencia,
cobertura mediática, etc. Mientras no se produzca la intervención armada
directa del imperio la opción de victoria del ejército y pueblo sirio es clara.
Según algunos expertos, el ejército patriótico sirio está en capacidad de
provocarle fuertes bajas a la aviación de la OTAN si ésta se atreviera a violar
su espacio aéreo declarando una “zona de exclusión”. En caso de una intervención
armada directa, la resistencia adoptaría otras formas
Otro mito que se cae es la
supuesta rebelión de masas contra el gobierno sirio en el marco de la llamada
“primavera árabe” (que en los casos tunecino y egipcio sigue demostrando el
profundo carácter pro-imperialista de los gobiernos surgidos al calor de la
“primavera”). En cambio, el gobierno sirio ha demostrado en la práctica que por
encima de las variadas creencias religiosas es posible la unidad en la
diversidad de los pueblos. La mayoría del pueblo sirio rechaza la dictadura
fanática y asesina que pretende imponerle el imperialismo-sionismo aduciendo la
lucha contra un supuesto régimen exclusivista de un sector religioso
minoritario. Basta con observar lo que está pasando en Libia donde desde su
unidad nacional, los derechos humanos más elementales, pasando por la libertad
religiosa, se encuentran inculcados o en grave peligro, producto del
intervencionismo imperial.
Así que en resumen, está
configurada una situación tan difícil para el imperialismo, que la “línea roja”
de Obama podría también interpretarse como una amenaza retórica que encubra el
obligado cambio de estrategia imperial, hacia el mantenimiento de un conflicto
de baja intensidad. Ante la amenaza yanqui surgió rápida la posición oficial
rusa señalando el compromiso sirio de no utilizar ningún arma de destrucción
masiva. El libreto iraquí sobre las armas de destrucción masiva pierde toda
pertinencia.
Podría estar el imperialismo a
las puertas de una derrota histórica propinada por un heterogéneo conglomerado
de países y circunstancias, que tiene en su forma armada al heroico pueblo
sirio a la cabeza. Junto a otros pueblos del mundo, el pueblo sirio encarna en
este momento al mundo multicéntrico que desplazará al mundo unipolar una vez
que en este siglo se derrumbe estrepitosamente el sanguinario y expoliador
imperialismo yanqui.
Viva el heroico pueblo sirio.
INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA.
VIVEREMOS Y VENCEREMOS.
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