Kim Sengupta
Los asesinatos del embajador de
EE.UU. y tres miembros de su personal en Libia fueron probablemente el
resultado de una seria y continua vulneración de la seguridad, revela The
Independent.
Funcionarios estadounidenses
creen que el ataque fue planificado, pero Chris Stevens había vuelto al país
solo poco antes y se suponía que los detalles de su visita a Bengasi, donde
murió junto a su personal, eran confidenciales.
El gobierno de EE.UU. enfrenta
ahora una crisis en Libia. Documentos secretos se perdieron en el consulado en
Bengasi y la ubicación, supuestamente secreta, de la “casa segura” en la
ciudad, adonde se había retirado el personal, sufrió un continuo ataque de
morteros. Se considera que otros refugios semejantes en el país ya no son
“seguros”.
Se dice que algunos de los
documentos desaparecidos del consulado son listas de nombres de libios que
colaboran con los estadounidenses, lo que les pone potencialmente en peligro
frente a grupos extremistas, aunque se dice que otros documentos se relacionan
con contratos petroleros.
Según altas fuentes diplomáticas,
el Departamento de Estado de EE.UU. tuvo información creíble 48 horas antes de
que las turbas atacaran el consulado de Bengasi, y la embajada de El Cairo, de
que las misiones estadounidenses podrían ser objeto de ataques, pero no se
advirtió a los diplomáticos de que se pusieran en estado de alerta elevada y
“se aislaran”, que significa que sus movimientos se restringen fuertemente.
Stevens había estado de visita en
Alemania, Austria y Suecia y acababa de volver a Libia cuando tuvo lugar el
viaje a Bengasi y el personal de seguridad de la embajada de EE.UU. decidió que
dicho viaje podía emprenderse con seguridad.
Ocho estadounidenses, algunos de
ellos militares, fueron heridos en el ataque que costó la vida a Mr. Stevens, Sean
Smith, un oficial de información y dos marines. Todo el personal de Bengasi ha
sido transportado ahora a la capital Trípoli, y es posible que aquellos cuyo
trabajo no se considere esencial sean transportados fuera de Libia.
Mientras tanto un Equipo de
Reacción Antiterrorista FAST del Cuerpo de Marines ya ha llegado al país desde
una base de España y se cree que hay más personal en camino. Se han puesto en
alerta unidades adiccionales para transportarlas a otros Estados donde se pueda
necesitar su presencia ante el estallido de furia antiestadounidense provocada
por la publicidad de una película que insulta al Profeta Muhammad.
Una turba de varios cientos de
personas asaltó ayer la embajada de EE.UU. en la capital yemenita Saná. Otras
misiones que han se han puesto en alerta especial incluyen casi todas las de
Medio Oriente, así como Pakistán, Afganistán, Armenia, Burundi y Zambia.
Sin embargo, altos funcionarios
cada vez están más convencidos de que la naturaleza feroz del ataque en
Bengasi, en el cual se utilizaron granadas propulsadas por cohetes, indicó que
no se trataba de un estallido de cólera espontánea debida al video, llamado La
inocencia de los musulmanes. Patrick Kennedy, subsecretario del Departamento de
Estado, dijo que está convencido de que el asalto fue planificado debido a su
naturaleza amplia y la proliferación de armas.
Aumenta la creencia de que el
ataque fue en venganza por el asesinato, en un ataque de drone en Pakistán, de
Mohammed Hassan Qaed, un agente de al Qaida que era, como sugiere su nombre de
guerra Abu Yahya al-Libi, de Libia, y programado para el aniversario de los
ataques del 11 de septiembre.
El senador Bill Nelson, miembro
del Comité de Inteligencia del Senado, dijo: “Estoy pidiendo a mis colegas del
comité que se investigue de inmediato qué papel han jugado en el ataque al
Qaida y sus afiliados y que se tome la acción apropiada”.
Según las fuentes de seguridad,
el consulado había tenido una revisión del sistema de seguridad en preparación
para cualquier violencia conectada con el aniversario del 11-S. En realidad, el
perímetro fue roto en 15 minutos por una multitud furiosa que comenzó a
atacarlo el martes hacia las 10 de la noche. Los 30 guardias locales, o más,
que debían defender al personal presentaron, según testigos, poca resistencia.
Ali Fetori, un contable de 59 años que vive cerca dijo: “Toda la gente de
seguridad simplemente se escapó y los que se quedaron a cargo fueron los
jóvenes con fusiles y bombas”.
Wissam Buhmeid, el comandante de
la Brigada Escudo de Libia aprobada por el gobierno de Trípoli, efectivamente
una fuerza policial para Bengasi, afirmó que fue la ira por el video sobre
Muhammad lo que hizo que los guardias abandonaran sus puestos. “Fue
definitivamente gente de las fuerzas de seguridad la que permitió que ocurriera
el ataque porque ellos mismos se sintieron ofendidos por la película; colocaron
absolutamente su lealtad al Profeta por sobre el consulado. Las muertes no son
nada en comparación con el insulto al Profeta”.
Se cree que Mr. Stevens, fue
abandonado en el edificio por el resto del personal, porque no lograron
encontrarlo en la densa humareda causada por un fuego que había afectado
completamente el edificio. Personas del lugar lo encontraron en el suelo
inconsciente y lo llevaron a un hospital, el Centro Médico de Bengasi, donde
según el doctor Ziad Abu Ziad murió por inhalación de humo.
Un equipo de rescate
estadounidense de ocho personas fue enviado desde Trípoli y llevado por el
capitán Fathi al- Obeidi, de la Brigada 17 de febrero, a la casa segura secreta
para sacar a unas 40 personas estadounidenses. Entonces el edificio fue atacado
con armas pesadas. “No sé cómo encontraron el sitio para realizar el ataque.
Fue planificado, la precisión con la que nos alcanzaron los morteros era
demasiado buena para revolucionarios comunes y corrientes”, dijo el capitán
Obeidi. “Comenzaron a llover sobre nosotros, unos seis obuses cayeron
directamente en el camino a la villa”.
Finalmente llegaron refuerzos
libios y el ataque finalizó. Habían llegado noticias sobre Mr. Stevens, y su
cuerpo fue retirado del hospital y llevado de vuelta a Trípoli con los otros
muertos y los sobrevivientes.
La madre de Mr. Stevens, Mary
Commanday, habló ayer de su hijo. “Amaba su trabajo y lo hizo muy bien. Podría
haber hecho muchas otras cosas, pero ésta era su pasión. Tengo un agujero en el
corazón”.
Cólera global: las protestas se
extienden
Yemen
El furor en Medio Oriente por la
controvertida película sobre el Profeta Muhammad, amenaza ahora con
descontrolarse. En Saná, la capital yemení, 5.000 manifestantes atacaron ayer
la embajada de EE.UU., causando por los menos 15 heridos. Jóvenes manifestantes
gritaron: “Nos sacrificamos por ti, Mensajero de Dios”, rompieron ventanas de
las oficinas de seguridad y quemaron por lo menos cinco coches, dijeron los
testigos.
Egipto
El presidente islamista de
Egipto, Mohamed Mursi, condenó ayer el ataque de Bengasi que mató al embajador
de EE.UU. En un discurso en Bruselas, el señor Mursi dijo que había hablado con
el presidente Obama y que condenaba “en los términos más claros” los ataques
del martes. A pesar de ello, y posiblemente dirigiéndose a una audiencia interna,
el presidente Obama dijo ayer que “No pienso que podamos considerarlos aliados,
pero no los consideramos enemigos”.
Manifestantes en El Cairo
atacaron la embajada el martes por la tarde y las manifestaciones han
continuado desde entonces.
Irak
Activistas dijeron que la cinta
antiislámica “pondrá todos los intereses estadounidenses en Irak en peligro” y
llamaron a los musulmanes por doquier a “enfrentar a nuestro enemigo conjunto”,
mientras manifestantes en Bagdad quemaron ayer banderas estadounidenses. La
advertencia del grupo Asaib Ahl al-Haq respaldado por Irán, tuvo lugar mientras
los manifestantes exigían el cierre de la embajada de EE.UU. en la capital.
Bangladesh
Islamistas advirtieron de que
podrían “sitiar” la embajada de EE.UU. en Dhaka después que las fuerzas de
seguridad impidieron que cerca de 1.000 manifestantes marcharan hacia el
edificio. El grupo Khelafat Andolon llamó a mayores protestas, mientras los
manifestantes agitaban sus puños, quemaban la bandera de EE.UU. y coreaban consignas
antiestadounidenses.
Otros
Hubo una protesta organizada por
Hamás en Ciudad de Gaza y hasta 100 árabes israelíes salieron a las calles en
Tel Aviv. En Afganistán, el presidente Hamid Karzai postergó un viaje a
Noruega, por temor a la violencia. Funcionarios en Pakistán dijeron que
“esperan protestas”. Los manifestantes en Túnez quemaron banderas de EE.UU.
Kim Sengupta es corresponsal de
Defensa en The Independent.
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