El bramido de un tiempo nuevo
retumbaba desde el centro de la tierra. Los instantes de sequía y las bocas
ansiosas de una sola gota de agua libertaria, imploraban calmar la sed de
tantos mexicanos que vivían injusticias y deshonra. Mientras a la tierra con
grandes diferencias sociales le nacían grietas en el alma de los hijos de tan
noble nación. A cada instante que el virreinato de la nueva España decidía el
rumbo de un México que amordazado exigía rebelión. El tañer de las campanas
cual reloj de mano de nuestros abuelos, anunciaba con el toque en que hora
vivían y les anunciaba un peligro, asamblea o fiesta y ponía fin al día. Esa
ocasión tañeron de una forma especial, su sonido llegó al corazón de cada
feligrés que se levantaba para iniciar sus labores diarias entre una bruma de
delicioso café.
El 16 de septiembre de 1810 Miguel Hidalgo y Costilla convoco a
los pobladores de Dolores y zonas cercanas para unirse y así apoyasen un
levantamiento contra el gobierno Español. La guerra de Independencia de México
nacía con un grito, el de la libertad ahogada por años en su corazón. En ese
instante los mexicanos se dieron cuenta de las cosas primordiales, a las que
nunca les habían dado la importancia que realmente tenían. Decididos
enfrentaron con valor y dignidad, con espíritu acelerado de alegría. Vieron una
luz de esperanza en la idea del cura Miguel Hidalgo que con valentía y arrojo
su ayuda les pedía. Llegaron tiempos de estruendos, de cañones de muerte, de
sangre inocente que como río corría sin encontrar cause que lo contuviera.
Lágrimas que cegaban, y el descenso por la escalera que deja la nube de la
desesperación, los llantos de mujeres al ver a sus hombres caer ante el fuego
sin control. Los días fríos y nublados, llenos de nada.
Distante y ausente el final a la
escena no asomaba. Fueron momentos terribles en que un pueblo se creía perdido
y aun así sabiendo que estaban luchando por una causa y razón nunca se
rindieron. Anhelando la herencia para nosotros los que vivimos en el México de
hoy. Rostros de pobreza pintados con luz en los ojos, soñaban con un amanecer
de igualdad, con campos verdes sembrados por amor a la patria y dignidad.
Semillas de esperanza que se anidan en las grietas de los que aman a su tierra
nunca perecerán. En las noches de soledad dicen que por el cielo se miraba
cruzar un águila majestuosa y señorial, que con su vuelo anunciaba el triunfo y
la paz. Los recuerdos duelen y hacen rozar la locura, la historia es sólo una y
fue escrita con tinta de guerreros que defendieron por amor nuestra bella
patria que no se parece a ninguna. Sobre la cama del tiempo, descansa una
pequeña hoja de color blanco y unas letras que dicen: México es de los
mexicanos y de nadie más, esta tierra es sagrada, no más guerras que duren eternidad.
Por cada rincón de esta bendita
nación aun se escuchan las voces de criollos valientes, que antes de cerrar sus
ojos para siempre gritaron con fuerza…. ¡Mexicanos! ¡Vivan los héroes que nos
dieron patria!
¡Víva Hidalgo!
¡Viva Morelos!
¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!
¡Viva Allende!
¡Viva Aldama y Matamoros!
¡Viva la independencia nacional
¡Vivan los héroes que nos dieron patria!
¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva
México!..... Musa peregrina.
Acapulco, Guerrero a 15 de septiembre de 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario