Venezuela es el único país latinoamericano que no tiene una escuela de formación ni un sistema de formación para los empleados públicos. El asunto de la formación de los funcionarios públicos es un tema muy serio, y aún más cuando hablamos de la necesaria transformación del Estado liberal rumbo hacia un modelo socialista y bolivariano.
Es irónico observar como el acceso a los cargos públicos o son a dedo, por amiguísimo o compadrazgo, o cuando son por concurso público optan por escoger a los que están formados en instituciones que por lo general adoctrinan a sus cursantes con la ideología neoliberal, condenando cualquier esfuerzo de tansformación del Estado al fracaso.
En la propuesta de Plan de Gobierno o Segundo Plan Socialista de Chávez, se plantea de manera correcta la implementación de escuelas de formación en cada institución del Estado, pero pierde sus dimensiones cuando no se propone un sistema que le de coherencia a la estrategia de formación con una visión estratégica nacional.
La formación de cuadros políticos y técnicos tanto para la conducción política como para la gestión del Estado ha sido una falla dentro del proceso revolucionario y a pesar de los reclamos y autocríticas del presidente Chávez aún no se ven medidas acertivas al respecto.
Mientras tanto, la derecha venezolana validamente forma, adoctrina y entrena en sus institutos, universidades y escuelas a los cuadros de relevo de un proyecto político aún hegemónico a nivel mundial.
La administación pública y en especial los funcionarios públicos serán servidores públicos cuando la ideología liberal-burguesa deje de tener el control de las ideas en un Proyecto socialista y bolivariano que no termina de nacer y muera el proyecto liberal burgués que no termina de morir.
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