José Rosario Araujo
El caudillo revolucionario Emiliano Zapata nació en
Anenecuilco (estado de Morelos), en un hogar de humildes campesinos.
Desde temprana edad se destaca por sus dotes de mando,
en 1909 junto a ochenta hombres tomo tierras y se las dio a los campesinos con
la consigna de “que las tierras eran del que las trabajara”.
El Presidente Porfirio Díaz anunció que recibiría con
gusto un candidato opositor para las elecciones de 1910, a fin de demostrar su
respeto por la democracia. El candidato propuesto por el grupo liberal fue
Francisco Ignacio Madero. La influencia de Madero aumentó y, a pesar de que
estuvo un tiempo encarcelado, el dirigente liberal se volvió cada vez más
activo. Después de que Díaz fuera reelegido en 1910, Madero fue reconocido como
el líder de la revolución popular.
En 1910 se unió a las fuerzas revolucionarias de
Madero cuyo fin era derrocar a Díaz.
Este fue obligado a renunciar en 1911 e inmediatamente
después abandonó México.
Al triunfar la revolución y Madero llegar a la
presidencia, Emiliano Zapata perdió la confianza en él y, después de declararse
en su contra, formuló su propio programa de reforma agraria, El Plan de Ayala.
Proclamado el 28 de noviembre de 1911, no reconocía al gobierno de Madero y
designaba jefe de la revolución a Pascual Orozco y, en su defecto, al propio
Zapata.
Bajo el lema de “tierra, justicia y libertad”, el
Plan, obra del maestro Otilio Montaño, pretendía el rescate de tierras y su redistribución
entre los campesinos. Durante las presidencias del dictador Victoriano Huerta
(1913-1914) y del constitucionalista Venustiano Carranza (1914-1920), Zapata
siguió alzado en armas manteniendo sus actividades guerrilleras contra el
gobierno y extendiendo su poder por todo el sur de México.
Villa y zapata |
En el año de 1913, después de que Orozco fuera
señalado traidor por haberse unido a Huerta, se convirtió Zapata en jefe de la
Revolución.
Al año siguiente, junto con Francisco (Pancho) Villa,
quien había aceptado el Plan de Ayala, entró en la ciudad de México al frente
del llamado Ejército Libertador del Sur.
En 1915, Zapata se retiró a Morelos, donde continuó
defendiendo sus posiciones frente a las tropas constitucionalistas.
El movimiento zapatista llegó a contar con
aproximadamente 15.000 hombres, bien armados y, aunque su entrenamiento y
organización pudieran ser deficientes, lucharon con valentía bajo la consigna
“tierra y libertad”. Zapata quería que las propiedades nacionalizadas fueran
entregadas a los campesinos sin tierras o que sus rendimientos sirvieran para
proteger a las viudas y huérfanos de los caídos por defender los ideales del
Plan de Ayala. En la Convención de Aguascalientes (1914) se pretendieron
imponer, sin éxito, estos postulados.
El 10 de abril de 1919, Zapata fue asesinado en la
Hacienda de Chinameca (Cuautla), el mismo sitio en que se entrevistó con Madero
en 1911. Fue víctima de una emboscada autorizada por el Presidente Venustiano
Carranza, organizada por el general Pablo González y ejecutada por el coronel
Jesús Guajardo. Esta traición causó una enérgica condena de la opinión pública
y de gran parte de los propios sectores constitucionalistas.
El cadáver de Zapata fue llevado a Anenecuilco, y sus
restos reposan actualmente en Cuautla, al pie de la estatua que allí le fue
erigida.
El Caudillo Revolucionario Mejicano Emiliano Zapata
fue considerado por sus enemigos un bandido, mientras que los campesinos y gran
parte del pueblo elevaron su figura a la condición de héroe y mito
revolucionario. Su vida ha inspirado innumerables leyendas y corridos
populares.
A finales del siglo XX ; exactamente el 1 de enero de
1994: se presenta en México una rebelión armada en el estado de Chiapas
integrada por indígenas dirigidos por una pequeña cúpula militar liderizada por
un líder apodado Subcomandante Marcos.
Tenemos una historia rica en personajes heroicos que
debemos conocer para sentirnos orgullosos de pertenecer a la América hispana
que parió hombres muy valiente y entregados a su pueblo como Bolívar, Sucre, Fabricio Ojeda,
Zamora, San Martín, Argimiro Gabaldón, Sandino, Martí , Zapata, Villa, Allende, el Che, Camilo, Martí y muchos más que enriquecen
nuestra tradición de raza hispana.
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