Unos vientos de cambio hace una
década surcan la América india con los idearios de Bolívar de la unión
latinoamericana. El Che, Miranda, Fidel, Sandino, Rodríguez, Zamora, Mao,
Hegel, Martí y Marx se levantan de sus tumbas para enriquecer estos vientos que
al imperialismo yanqui y sus cipayos tanto les cuesta contener.
La intención de unidad de
nuestros pueblos se encuentra plasmada desde nuestros inicios y jamás podremos
liberarnos del imperialismo sino construimos la unidad latinoamericano que tanto
soñaron Bolívar y Miranda.
La unidad continental no puede
estar separada de la Revolución Socialista claramente inspirado por el
pensamiento bolivariano.
Desligar al bolivarianismo del
socialismo es un fatal error ya que ahora tenemos un desafío que es la
construcción de la Patria Grande que Bolívar soñó, con una democracia real,
fuerte, que se fortalezca bajo el imperio de la felicidad, la paz y la justicia
y no con una democracia para pocos.
Construyámosla con amor y el
respeto por la Patria, construyéndola popular y socialista, que sea moral, en
donde exista la humanidad, la paz, la igualdad y la libertad.
Formemos la democracia
bolivariana y socialista, aparte de los conceptos elaborados en los marcos de
la ideología burguesa.
El Libertador refirió en sus
cartas: “En el orden de las vicisitudes humanas no es siempre la mayoría física
la que decide, sino que es la superioridad de la fuerza moral la que inclina la
balanza”.
Los principios morales van a
constituir el pilar fundamental de la doctrina bolivariana. Bolívar opinaba que
la Moral no podía quedarse enclaustrada en los discursos políticos, debía concretarse
en la acción política.
En sus palabras “Moral y luces
son el polo de una república, moral y luces son nuestras primeras
necesidades……” describe perfectamente lo que opinaba sobre la educación y la
moral.
La educación sirve de fundamento
a la moralidad bolivariana. El prócer latinoamericano José Martí destacaba como
la tarea más importante del gobierno es la educación de sus hijos. Es necesario
ser cultos para ser libres.
La integración latinoamericana y
seria el punto de partida para que las provincias indoamericanas pudieran
crecer y desarrollarse sin fenecer por la expansión de las grandes potencias.
Ya Bolívar en el siglo XIX
vislumbraba en el horizonte el peligro que se avecinaba desde el norte. Simón
en una de sus cartas escribía: “Que hermanos son los del norte que hasta España
reconocía nuestra independencia y ellos se niegan a hacerlo”.
“Los Estados Unidos de
Norteamérica parecen destinados a plagar América de miseria en nombre de la
libertad” fue otra frase escrita por El Libertador. Para el momento que se dio
el Congreso de Panamá el 22 de Junio de 1826 el caraqueño estaba convencido que
los norteamericanos serian sus mayores opositores.
Razón tendría el venezolano en
sus profecías en contra de Norteamérica ya que cientas serían las agresiones
contra nuestra América. Las agresiones contra Cuba desde principio del siglo
pasado, contra Centroamérica, en la Nicaragua de Sandino, en la división y ocupación
de Panamá, en el asesinato de lideres latinoamericanos, el terrorismo de Estado
y las múltiples invasiones como la de Grenada, Panamá. En Cuba en Bahía de
Cochinos, el golpe de estado y posterior asesinato de Allende, en los atentados
contra Fidel Castro, el 11 de abril del 2002.
Pero nuestra América despertó, la
América de Bolívar, de Guaicaipuro, de Sucre, de Tupac Amaru, de Sandino,
Villa, Zapata, de Martí, de Allende, del Che, ya no será un más patio trasero
de ningún imperio.
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