Venezuela ha sido un país
privilegiado por la naturaleza, aun cuando
somos un país de mediano territorio. Contamos con cuantiosas reservas
energéticas: petróleo, electricidad y carbón. Metales y minerales no metálicos.
Recursos hídricos. Excelentes tierras para el desarrollo agropecuario. Extensas
costas e incuantificables riquezas marinas y pesqueras. Diferentes pisos
térmicos y climas diversos que le dan enorme potencialidad turística.
Extraordinaria ubicación geográfica al norte de América del sur, en fin,
bondades de la naturaleza que poco hemos usufructuado en forma soberana porque
a lo largo de nuestra historia se han sucedido formas de dominación colonial y
neocolonial, asociadas al capitalismo salvaje, que han postergado el disfrute pleno y el desarrollo de las
mismas.
Hoy tenemos planteado en nuestro
país una subversión plena de ese esquema. Desde que en 1998 asumimos posiciones
de gobierno y de poder, hemos buscado trastocar los modelos que impedían la
liberación de nuestras potencialidades naturales y humanas y sentar las bases
para una democratización plena de nuestra vida política y social. Abrir los
espacios para que nuestros ciudadanos asumiéramos el protagonismo de nuestra
historia.
A casi 14 años de haber asumido
estas responsabilidades hemos decantado el proyecto. El presidente Chávez ha presentado un programa de gobierno
para colocarlo a la altura de las exigencias del Socialismo en el Siglo XXI.
Colocamos como centro de éstas el protagonismo y la participación de la gente,
podemos decir que se orientan en dos vertientes: por una parte, centrar del
papel del Estado en la promoción de la propiedad social de los medios de
producción, las empresas de producción social, la cogestión y la autogestión y,
por la otra, otorgarle a las comunas y a los Consejos Comunales, obreros,
campesinos, estudiantes y organizaciones populares de toda índole, poderes con
rango constitucional. Es decir, la democratización plena de Venezuela.
Tenemos condiciones históricas,
étnicas y culturales para ello. Somos un mosaico multicolor de étnias e
inmigrantes de todas las latitudes del planeta que han llegado para integrarse
en una patria única e inimitable. Venezuela es un crisol por excelencia de la
hermandad, la solidaridad, el humanismo y la amistad como principios básicos de
la convivencia humana. Desde ese punto de vista somos uno de los países más
igualitarios y receptivos del mundo.
A los aborígenes originarios se
les sumaron los africanos, traídos como esclavos desde África, los propios
conquistadores y su descendencia. De allí surgieron los zambos, pardos,
cuarterones, mestizos diversos, y otras tantas modalidades de los cruces entre
distintas comunidades, Pero, a ellos se han agregado, en forma progresiva
nuevos contingentes de inmigrantes de otras regiones del mundo: libaneses,
sirios, palestinos, alemanes, italianos, portugueses, chilenos, colombianos,
argentinos, bolivianos, brasileños, uruguayos, dominicanos, cubanos, chinos,
salvadoreños, mejicanos, ingleses, españoles, franceses, peruanos, panameños,
japoneses iraníes, entre otros, quienes han hecho importantes aportes a este
trascendente sincretismo social y
cultural
Condiciones suficientes para
potenciarnos como país y como región latinoamericana y caribeña. Convertirnos,
además, en una zona de paz que sea modelo en un mundo multipolar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario