Francesca Emanuele
Además de tener a un premio Nobel
de literatura que siempre está de lado de los malos, en las últimas contiendas electorales
de nuestro hemisferio lo estamos teniendo del lado de los perdedores. Hace unas
semanas vimos cómo en México, su candidata favorita del partido del PAN,
Josefina Vázquez Mota, era vencida en las elecciones presidenciales por el
también nefasto Enrique Peña Nieto del PRI.
Esta vez el escritor Mario Vargas
Llosa se aventura a asegurar que el actual presidente de Venezuela, Hugo
Chávez, perdería la próxima contienda presidencial frente a su principal
contrincante, el acaudalado Henrique Capriles. Una idea más que peregrina al
constatar que, excepto por unos pocos sondeos de dudoso rigor estadístico, Hugo
Chávez encabeza por más de 15 puntos todas las encuestas publicadas.
En un ataque de esperpéntico
desconocimiento, nuestro Nobel se atrevió a afirmar en una entrevista al diario
El Mercurio de Chile que “Si las elecciones son libres, Venezuela tiene una
oportunidad magnífica de librarse pacíficamente de un gobierno autoritario, que
ha fracasado completamente en el campo económico”.
Cómo se nota que no ha seguido
los anteriores comicios presidenciales en Venezuela desde que está Chávez en el
poder, sino sabría que todos han sido declarados libres, transparentes y
confiables por misiones de observadores internacionales de la talla de la Unión
Europea, la Organización de Estados Americanos y el Centro Carter de Estados
Unidos. El Consejo Nacional Electoral de Venezuela es reconocido mundialmente
por sus avanzadas técnicas, gracias a las que se puede afirmar que las
elecciones de este 7 de octubre serán 100% auditables y, además, que se le
podrán aplicar 17 tipos distintos de auditorías. Y si no lo cree, lo exhorto a
que vaya a Venezuela a verlo con sus propios ojos.
La otra parte de la oración, en
la que volvemos a distinguir una brújula estropeada, es cuando tilda al
gobierno venezolano de autoritario y de haber fracasado económicamente.
Encuentro que nuestro Nobel, defensor de la intangibilidad de la propiedad privada
(sin importar que un proceso justo de nacionalización beneficie a millones de
personas), puede considerar al gobierno chavista autoritario por haber decidido
recobrar la soberanía Estatal de la industria petrolera desde 2003. De hecho,
gracias a la buena gestión del gobierno, desde 2003 el ingreso per cápita de
los venezolanos ha crecido en un 39% (porcentaje ajustado a la inflación), la
pobreza se ha reducido en la mitad y la pobreza extrema en más de un 70%.
El
sueldo mínimo más alto de toda América Latina lo tiene este país, pero también
su población goza de educación y sanidad gratuitas. Desde 2010 Venezuela ha
sido declarada territorio libre de analfabetismo por la UNESCO. Es además el
quinto país del mundo con más población universitaria respecto del total.
Asimismo, el 70% de los niños entre 3 y 5 años reciben diariamente desayuno en
las escuelas. Se ha reducido la mortalidad infantil a la mitad, y gracias a que
se destina el 42,5% del presupuesto anual del Estado a inversiones de carácter
social, el dinero que reciben las arcas estatales es repartido con el fin de
aminorar las desigualdades sociales que aún persisten en el país, pero que con
los trece años de existencia (1999-2012) de la Revolución Bolivariana han ido
menguando considerablemente.
Entonces, ya no solo es que la
economía venezolana sea positiva, más aún si la comparamos con los 18 años
anteriores a Hugo Chávez (1980-1998), cuando era una de las peores economías
del hemisferio; sino que además privilegia la redistribución de la riqueza.
La mitología y rumorología que se
cierne alrededor de Venezuela es tal, que tal vez Vargas Llosa, cuando denominó
“autoritario” al gobierno venezolano, pensó en la falacia que se repite hasta
la saciedad en los medios de derecha por más de una década: Chávez controla los
medios de comunicación venezolanos. Nada más falaz. En el país sudamericano el
89% de las emisoras de radio y televisión son de titularidad privada, y los
principales diarios, El Nacional y El Universal, además de estar en manos
privadas se presentan abiertamente contra el régimen.
Por tanto, conociendo todos estos
datos no puedo dejar de quedarme con la boca abierta al leer las declaraciones
de nuestro Nobel, una persona que hace mucho que mea fuera del water y que
abraza a personajes tan impresentables como el principal opositor electoral de
Hugo Chávez, Henrique Capriles, quien sí debería recibir el título de
autoritario por haber sido uno de los artífices del golpe de Estado contra Hugo
Chávez el 11 de abril de 2002 y haber participado en el asalto a la embajada de
Cuba en Caracas el 12 de abril de ese mismo año.
Fuente:
http://diario16.pe/columnista/17/francesca-emanuele/1892/desmontando-la-venezuela-de-mario-vargas-llosa
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