Ahora, después de cinco meses de
estar caminando Caracas, marcho para el Estado Guárico, en todo el centro de la
tierra de Simón Bolívar, a seguir conociendo esta bella revolución.
El balance de esta primera etapa
del viaje es magnífico:
Caminé innumerables veces calles,
barrios y el centro histórico de la ciudad; conocí seres bellísimos, amigos y
amigas, personas auténticamente revolucionarias, en verdad, logré amistades del
alma; presenté mi conferencia en siete ocasiones, rabié por culpa de burócratas
y doctos, dialogué con periodistas comunitarios y militares bolivarianos,
remplacé mi amado aguardiente antioqueño por un aguardiente de penca de Cocuy
bastante económico que en varias ocasiones ha saciado mi sed dionisiaca; me
enamoré en tres ocasiones, pero no fui capaz de conseguir novia; he escrito
vivamente; he vivido intensamente mi soledad; conversé en las tardes-noches
alrededor de amigos y vino; comí poco, comí mucho; recorrí con multitudes rojas
largos trayectos para ver y escuchar a Chávez; me entrevistaron, a propósito de
mi conferencia, en la Radio Nacional de Venezuela; en fin, he seguido al pie de
la letra, aquel programa que un día aprendí de Nietzsche: “Una experiencia
hecha de siete soledades. Oídos nuevos para una música nueva. Ojos nuevos para
lo más lejano. Una conciencia nueva para verdades que hasta ahora han
permanecidos mudas”.
Antes de irme de Caracas y
profundizar más en la revolución en otros lugares del país, quise escribir un
poco sobre la actual campaña electoral, que cada vez, se pone más emocionante.
Algunos amigos, me han pedido que
incluya en este diario, datos “objetivos”, series estadísticas, números, citas
de análisis académicos, documentos sobre la situación “real” de la República
Bolívariana de Venezuela, etc.; a estos amigos tengo que contestarles y
recordarles que yo hace mucho tiempo renuncié a ser un docto, que yo salí del
rincón de mis bibliotecas en Medellín a caminar, que por fin, estoy entendiendo
y aplicando, aquella máxima de Nietzsche y Fernando González, que dicen: los
mejores pensamientos son aquellos que surgen cuando se está caminando.
Así, que a continuación las
observaciones de un viajero, el que quiera “verdades objetivas” que busque en
otro lado, acá en este diario, sólo hay interpretaciones subjetivas con mucha
franqueza y mucha pasión.
¿Por qué se ama tanto a Chávez? ¿Por qué amamos tanto a Chávez?
Para responder esta pregunta,
antes de hacer una interpretación actual, permítaseme recordar algunos breves
fragmentos de un artículo que escribí en el año 2009: Carta pública a la gente
de izquierda sobre Hugo Chávez, que también puede leer la derecha[1], dado que
algunos lectores de este diario no han conocido este texto:
“Voy a citar algunas
consideraciones sobre Venezuela, que algún día expresó nuestro filósofo Fernando
González.
«En Suramérica lo más original y
representativo es Venezuela. […] En Venezuela
apareció ya el tipo suramericano. Todos son iguales, tienen egoencia
admirable, desfachatez y capacidad dominadora. Biológica e históricamente
Caracas es la capital suramericana. […] Venezuela tiene capacidad de
impertinencia y Suramérica será venezolana o nada. […] Todo venezolano es
dictador. […] El orgullo del venezolano es incalculable. Se cree único. Tiene
aspecto de importancia y de capaz de hacerse matar. Es el porvenir de
Suramérica». (Mi compadre, 1934)
«Venezuela es la que tiene más personalidad en
Suramérica. No quiero decir que sea más rica, que esté mejor gobernada, más
organizada, etc. Hablo desde el punto de vista biológico. Ella produce hombres
originales, gobiernos originales, modos propios. En otras palabras, en
Venezuela es donde tienen menos vergüenza. […] En la guerra de independencia,
Venezuela dio los héroes y Colombia los juristas; dio muchos Santanderes, gente
apegada a la vida, a los libros, a las clasificaciones. Venezuela dio a
Bolívar, primer hombre cósmico cuyos orígenes están oscuros para el sociólogo».
(Los negroides, 1936.
[…] Chávez es tan impulsivo, apasionado, contradictorio (en el 2009 desde
la lejanía creía que Chávez era contradictorio, ahora desde acá, sé que yo
estaba equivocado en este aspecto, Chávez no es contradictorio, puede que tenga
errores, pero su genialidad, es que corrige y avanza, Chávez no es
contradictorio, es el hombre más lúcido de esta revolución), arrojado,
desfachatado, impertinente, tal cual como son los hombres de Suramérica, los
hombres del pueblo, los del trópico, los hijos de los pueblos condenados a vivir
en cien años de soledad.
[…] Tal vez, muchos hombres de
izquierda, no estemos de acuerdo con muchos procedimientos de Chávez, yo mismo
no estado de acuerdo con varias cosas. Pero eso, no indica que Chávez, no
represente hoy, el espíritu de Suramérica, una Suramérica libre y bolivariana.
El problema, para la oligarquía, no es tanto la impertinencia de Chávez, sino
lo que él representa en la geopolítica latinoamericana”.
Eso, entre otras cosas, fue lo
que escribí hace cuatro años en Medellín, ahora desde Caracas, salvo el
calificativo que ya corregí, acá, viviendo en la República Bolivariana, puedo
decir, que todo lo anterior lo he confirmado y hoy lo quiero y puedo reafirmar.
En esta coyuntura electoral, se
ven dos tipos de campañas, dos campañas no sólo opuestas ideológicamente, sino,
absolutamente opuestas en sus formas y concepciones estratégicas.
La campaña de Chávez es la del
amor. No es romanticismo barato, no es un artificio diseñado por publicistas.
En verdad, Chávez es el candidato del amor. Toda la campaña bolivariana es toda
una manifestación de amor, amor de su líder por su pueblo, amor de su pueblo
por su líder. Yo lo he visto, cada concentración chavista es una inmensa
expresión colectiva de amor por su comandante, como dicen acá, el candidato de
la Patria. Cuando uno estudia psicoanálisis sabe perfectamente cómo se
estructura la identificación de las masas con un líder, y sabe perfectamente,
que si ese amor colectivo, irracional, como lo son todos los amores, no deriva
en racionalidad, en argumentos, en estrategias, la revolución, sea cual sea,
peligrará, dado que así, estará dependiendo de la suerte mortal de un
individuo. Pero, también se ha probado en América Latina ya, que del amor a un
líder, también se puede pasar de un culto irracional a una militancia racional
y revolucionaria, estoy hablando del caso concreto de Fidel Castro y el pueblo
cubano, Fidel puede tranquilamente aislarse a vivir su vejez, con la vitalidad
que lo caracteriza, tranquilo, porque sabe que su pueblo puede prolongar sin él
la revolución. Yo, acá, en la Revolución Bolívariana, estoy observando que el
pueblo de Bolívar, también, paso a paso, está logrando lo mismo.
Por otro lado, está la campaña
del odio, de las mentiras, la campaña de la burguesía. Todos sabemos que las
formas de las oligarquías en América latina en el siglo XX, eran pura tiranía,
plomo, bala y plomo. También sabemos, que en el siglo XXI, estas mismas
oligarquías, además de plomo, tienen para sus propósitos, medios de
comunicación poderosos e inmensas fortunas para crear “clima de opinión”, y
manipular a los pueblos como les da la gana, tecnologías de comunicación para
perfeccionar sus demagogias. Pues bien, el majunche, así es como le dicen acá
al candidato de la derecha, anda como loco, replicando los discursos del
uribismo-santismo, o sea, mafia y demagogia, autentica forma oligarca
colombiana. Un día, en mi trayecto rutinario, para ir a almorzar a la
Universidad Militar, coincidí con una marcha de la oposición como tres o cuatro
cuadras, inmediatamente me pase para la otra acera, no fuera yo confundido con
esas lacras, pero observé, y lo que vi, fue dos cosas, un espíritu mafioso,
motociclistas arrogantes y brutos, y gente arribista pequeño burguesa llena de
odio, hablando de un “camino”… Pero, sí ya todos sabemos que es un camino de
muerte.
Sí, afortunadamente, el pueblo
revolucionario hijo de Bolívar, sabe por lo que ha padecido en el pasado, cual
es el camino de la derecha: la muerte y la miseria. Y ese pueblo revolucionario
hijo de Bolívar, sabe, por lo que ha vivido en esta década, por la felicidad
que han construido con esta revolución, sabe que la candidatura de Chávez es la
del corazón, como ellos lo dicen, el candidato corazón de su patria. Y que no
es un corazón vacío, que es un corazón que se respalda en la creación de
nacionalidad, industrias nuevas de la más alta tecnología, proyectos
productivos socialistas, soberanía alimentaria, viviendas para el pueblo,
distribución equitativa de las riquezas derivadas del petróleo, salud pública
de la más alta calidad, etc
Yo, colombiano en Venezuela, digo
que Chávez, no solo es el candidato de la patria venezolana, sino que es el
candidato de la vida y la izquierda latinoamericana.
Hoy escribo muy feliz. Todavía no
se cumple mi delirio de conocer a Chávez personalmente, pero estoy muy feliz
porque me han ofrecido un trabajo, y no cualquier trabajo, un trabajo como
formador político en un proyecto productivo agrícola y socialista en el Estado
Guárico. Dejo pues temporalmente a Caracas, a la bella Caracas, que ya la he
empezado a querer de tanto caminarla, el próximo domingo marcho para mi próximo
destino, a conocer la revolución Bolivariana en su interior.
Me despido, contando además, que
en mi soledad he rescatado por internet, todas aquellas canciones con las
cuales viví mi juventud en Medellín, mi colección personal de Mercedes Sosa que
había perdido hace mucho tiempo.
Así que, con Mercedes Sosa y con
unos tragos de Cocuy, me despido por el momento.
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