domingo, 26 de agosto de 2012

Diario de un historiador colombiano en la República Bolivariana de Venezuela

Frank David Bedoya Muñoz
Ahora, después de cinco meses de estar caminando Caracas, marcho para el Estado Guárico, en todo el centro de la tierra de Simón Bolívar, a seguir conociendo esta bella revolución.
El balance de esta primera etapa del viaje es magnífico:
Caminé innumerables veces calles, barrios y el centro histórico de la ciudad; conocí seres bellísimos, amigos y amigas, personas auténticamente revolucionarias, en verdad, logré amistades del alma; presenté mi conferencia en siete ocasiones, rabié por culpa de burócratas y doctos, dialogué con periodistas comunitarios y militares bolivarianos, remplacé mi amado aguardiente antioqueño por un aguardiente de penca de Cocuy bastante económico que en varias ocasiones ha saciado mi sed dionisiaca; me enamoré en tres ocasiones, pero no fui capaz de conseguir novia; he escrito vivamente; he vivido intensamente mi soledad; conversé en las tardes-noches alrededor de amigos y vino; comí poco, comí mucho; recorrí con multitudes rojas largos trayectos para ver y escuchar a Chávez; me entrevistaron, a propósito de mi conferencia, en la Radio Nacional de Venezuela; en fin, he seguido al pie de la letra, aquel programa que un día aprendí de Nietzsche: “Una experiencia hecha de siete soledades. Oídos nuevos para una música nueva. Ojos nuevos para lo más lejano. Una conciencia nueva para verdades que hasta ahora han permanecidos mudas”.
Antes de irme de Caracas y profundizar más en la revolución en otros lugares del país, quise escribir un poco sobre la actual campaña electoral, que cada vez, se pone más emocionante.
Algunos amigos, me han pedido que incluya en este diario, datos “objetivos”, series estadísticas, números, citas de análisis académicos, documentos sobre la situación “real” de la República Bolívariana de Venezuela, etc.; a estos amigos tengo que contestarles y recordarles que yo hace mucho tiempo renuncié a ser un docto, que yo salí del rincón de mis bibliotecas en Medellín a caminar, que por fin, estoy entendiendo y aplicando, aquella máxima de Nietzsche y Fernando González, que dicen: los mejores pensamientos son aquellos que surgen cuando se está caminando.
Así, que a continuación las observaciones de un viajero, el que quiera “verdades objetivas” que busque en otro lado, acá en este diario, sólo hay interpretaciones subjetivas con mucha franqueza y mucha pasión.

¿Por qué se ama tanto a Chávez? ¿Por qué amamos tanto a Chávez?
Para responder esta pregunta, antes de hacer una interpretación actual, permítaseme recordar algunos breves fragmentos de un artículo que escribí en el año 2009: Carta pública a la gente de izquierda sobre Hugo Chávez, que también puede leer la derecha[1], dado que algunos lectores de este diario no han conocido este texto:

“Voy a citar algunas consideraciones sobre Venezuela, que algún día expresó nuestro filósofo Fernando González.
«En Suramérica lo más original y representativo es Venezuela. […] En Venezuela  apareció ya el tipo suramericano. Todos son iguales, tienen egoencia admirable, desfachatez y capacidad dominadora. Biológica e históricamente Caracas es la capital suramericana. […] Venezuela tiene capacidad de impertinencia y Suramérica será venezolana o nada. […] Todo venezolano es dictador. […] El orgullo del venezolano es incalculable. Se cree único. Tiene aspecto de importancia y de capaz de hacerse matar. Es el porvenir de Suramérica». (Mi compadre, 1934)
 «Venezuela es la que tiene más personalidad en Suramérica. No quiero decir que sea más rica, que esté mejor gobernada, más organizada, etc. Hablo desde el punto de vista biológico. Ella produce hombres originales, gobiernos originales, modos propios. En otras palabras, en Venezuela es donde tienen menos vergüenza. […] En la guerra de independencia, Venezuela dio los héroes y Colombia los juristas; dio muchos Santanderes, gente apegada a la vida, a los libros, a las clasificaciones. Venezuela dio a Bolívar, primer hombre cósmico cuyos orígenes están oscuros para el sociólogo». (Los negroides, 1936.

[…] Chávez es tan impulsivo,  apasionado, contradictorio (en el 2009 desde la lejanía creía que Chávez era contradictorio, ahora desde acá, sé que yo estaba equivocado en este aspecto, Chávez no es contradictorio, puede que tenga errores, pero su genialidad, es que corrige y avanza, Chávez no es contradictorio, es el hombre más lúcido de esta revolución), arrojado, desfachatado, impertinente, tal cual como son los hombres de Suramérica, los hombres del pueblo, los del trópico, los hijos de los pueblos condenados a vivir en cien años de soledad.

[…] Tal vez, muchos hombres de izquierda, no estemos de acuerdo con muchos procedimientos de Chávez, yo mismo no estado de acuerdo con varias cosas. Pero eso, no indica que Chávez, no represente hoy, el espíritu de Suramérica, una Suramérica libre y bolivariana. El problema, para la oligarquía, no es tanto la impertinencia de Chávez, sino lo que él representa en la geopolítica latinoamericana”.
Eso, entre otras cosas, fue lo que escribí hace cuatro años en Medellín, ahora desde Caracas, salvo el calificativo que ya corregí, acá, viviendo en la República Bolivariana, puedo decir, que todo lo anterior lo he confirmado y hoy lo quiero y puedo reafirmar.
En esta coyuntura electoral, se ven dos tipos de campañas, dos campañas no sólo opuestas ideológicamente, sino, absolutamente opuestas en sus formas y concepciones estratégicas.
La campaña de Chávez es la del amor. No es romanticismo barato, no es un artificio diseñado por publicistas. En verdad, Chávez es el candidato del amor. Toda la campaña bolivariana es toda una manifestación de amor, amor de su líder por su pueblo, amor de su pueblo por su líder. Yo lo he visto, cada concentración chavista es una inmensa expresión colectiva de amor por su comandante, como dicen acá, el candidato de la Patria. Cuando uno estudia psicoanálisis sabe perfectamente cómo se estructura la identificación de las masas con un líder, y sabe perfectamente, que si ese amor colectivo, irracional, como lo son todos los amores, no deriva en racionalidad, en argumentos, en estrategias, la revolución, sea cual sea, peligrará, dado que así, estará dependiendo de la suerte mortal de un individuo. Pero, también se ha probado en América Latina ya, que del amor a un líder, también se puede pasar de un culto irracional a una militancia racional y revolucionaria, estoy hablando del caso concreto de Fidel Castro y el pueblo cubano, Fidel puede tranquilamente aislarse a vivir su vejez, con la vitalidad que lo caracteriza, tranquilo, porque sabe que su pueblo puede prolongar sin él la revolución. Yo, acá, en la Revolución Bolívariana, estoy observando que el pueblo de Bolívar, también, paso a paso, está logrando lo mismo.
Por otro lado, está la campaña del odio, de las mentiras, la campaña de la burguesía. Todos sabemos que las formas de las oligarquías en América latina en el siglo XX, eran pura tiranía, plomo, bala y plomo. También sabemos, que en el siglo XXI, estas mismas oligarquías, además de plomo, tienen para sus propósitos, medios de comunicación poderosos e inmensas fortunas para crear “clima de opinión”, y manipular a los pueblos como les da la gana, tecnologías de comunicación para perfeccionar sus demagogias. Pues bien, el majunche, así es como le dicen acá al candidato de la derecha, anda como loco, replicando los discursos del uribismo-santismo, o sea, mafia y demagogia, autentica forma oligarca colombiana. Un día, en mi trayecto rutinario, para ir a almorzar a la Universidad Militar, coincidí con una marcha de la oposición como tres o cuatro cuadras, inmediatamente me pase para la otra acera, no fuera yo confundido con esas lacras, pero observé, y lo que vi, fue dos cosas, un espíritu mafioso, motociclistas arrogantes y brutos, y gente arribista pequeño burguesa llena de odio, hablando de un “camino”… Pero, sí ya todos sabemos que es un camino de muerte.

Sí, afortunadamente, el pueblo revolucionario hijo de Bolívar, sabe por lo que ha padecido en el pasado, cual es el camino de la derecha: la muerte y la miseria. Y ese pueblo revolucionario hijo de Bolívar, sabe, por lo que ha vivido en esta década, por la felicidad que han construido con esta revolución, sabe que la candidatura de Chávez es la del corazón, como ellos lo dicen, el candidato corazón de su patria. Y que no es un corazón vacío, que es un corazón que se respalda en la creación de nacionalidad, industrias nuevas de la más alta tecnología, proyectos productivos socialistas, soberanía alimentaria, viviendas para el pueblo, distribución equitativa de las riquezas derivadas del petróleo, salud pública de la más alta calidad, etc
Yo, colombiano en Venezuela, digo que Chávez, no solo es el candidato de la patria venezolana, sino que es el candidato de la vida y la izquierda latinoamericana.
Hoy escribo muy feliz. Todavía no se cumple mi delirio de conocer a Chávez personalmente, pero estoy muy feliz porque me han ofrecido un trabajo, y no cualquier trabajo, un trabajo como formador político en un proyecto productivo agrícola y socialista en el Estado Guárico. Dejo pues temporalmente a Caracas, a la bella Caracas, que ya la he empezado a querer de tanto caminarla, el próximo domingo marcho para mi próximo destino, a conocer la revolución Bolivariana en su interior.
Me despido, contando además, que en mi soledad he rescatado por internet, todas aquellas canciones con las cuales viví mi juventud en Medellín, mi colección personal de Mercedes Sosa que había perdido hace mucho tiempo.


Así que, con Mercedes Sosa y con unos tragos de Cocuy, me despido por el momento.

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